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La mesana era latina con superficie equivalente á la mitad de la mayor. En el bauprés se largaba la cebadera, vela cuadra de superficie equivalente á la mitad del trinquete. En resumen, se calcula para La Santa María, según los adjuntos planos: Superficie de la mayor con bonetas 2.496 pies cuadrados. del trinquete 1.225 de la mesana 945 de la gavia 735 TOTAL 5.401

Cualquiera diría que, como destinado á la mar, estaba construído de macho de trinquete ó de piezas de cuaderna, y no de carne y hueso como nosotros. Entonces se llamaba náutico, y se largaba cada piña que derrengaba.

Don José, cuando no hacía cuentas con el aperador, ó bien oía á los caseros, que venían á verle y á informarle de todo desde las caserías, ó se largaba á la botica, donde había tertulia perpetua y juego por mañana, tarde y noche.

Por innecesarios no se usaban obenquillos, ni por tanto arraigadas. Se aseguraba el palo mayor con 6 á 8 obenques gruesos; dos coronas con aparejos, dos burdas para el galope y dos estáys. En el palo mayor se largaba una vela cuadra nombrada treo y también papahigo cuya superficie se aumentaba á voluntad cosiendo por la relinga inferior una ó dos bonetas.

Sintió también que le asían las manos otras manos despojadas de carne, consuntas, amojamadas y momias; comprendió que la guiaban hacia el estrado, y que le ofrecían uno de los sitiales, y apenas se hubo sentado en él, conoció con terror que el asiento se desvencijaba, se hundía; que se largaba cada pedazo del sitial por su lado sin crujidos ni resistencia; y con el instinto de la mujer encinta, se puso de pie, dejando que la última prenda del esplendor de los Limiosos se derrumbase en el suelo para siempre....

Don Pedro se levantaba de repente, rechazando su silla con energía, y, haciendo temblar el piso bajo su andar fuerte, se largaba al Casino, donde las mesas de tresillo funcionaban día y noche. Tampoco allí se encontraba bien. Sofocábale cierta atmósfera intelectual, muy propia de ciudad universitaria.

Algo iba pescando la infeliz, y hubiera cogido algo más, si no se pareciese por allí un maldito guindilla que la conminó con llevarla a los sótanos de la prevención de la Latina, si no se largaba con viento fresco.

Le diré a usted; yo salí del gabinete haciendo como que me largaba a la cocina, y me planté detrás de la puerta, y por una rendija miré... Se quedó más blanca que el papel..., luego se sentó de espaldas; pero me pareció que yoraba, lo cual que no me lo explico. Vamos por partes: ¿te preguntó las señas del caballero de quien tomaste la carta?

Día y noche estaba el insigne cacique atravesado en la carretera, y a cada viaje la elección de Cebre se presentaba más dudosa, más peliaguda, y Trampeta, desesperado, vociferaba en el despacho del Gobernador que importaba desplegar fuerza, destituir, colocar, asustar, prometer, y, sobre todo, que el candidato cunero del gobierno aflojase la bolsa, pues de otro modo el distrito se largaba, se largaba, se largaba de entre las manos.

Les largaba dicharachos de los nuestros, con algún que otro pellizco para apreciar la dureza de sus blusas. ¡Cuestión de pasar el rato! Y ellas abrían los ojos y se sonrojaban diciendo: «Ia... Ia...». Le he de llevar a usted mañana, cuando no nos vean. Yo le presentaré: no tenga usted miedo. ¡Si soy lo más amigo!...