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La madre, sin dejar de quererlas, se cansaba pronto, sus lloros la impacientaban, y cuando trataba de hacerlas callar no sabía; concluía por aturdirse y sofocarse. De aquí que en sus necesidades, en sus anhelos infantiles no clamasen más que por titta. Alguna vez, Ventura, herida por esta preferencia, celosa, las forzaba a aceptar sus oficios, las retenía a su pesar al lado de ella.

La destemplanza de su sangre y la excitación de sus nervios ya le hacían tiritar con intenso frío, ya sofocarse hasta sudar con el calor de la calentura. Acudió, no obstante, aunque sin comer apenas y casi sin desplegar los labios sino para murmurar sus rezos.

Todos somos pecadores, don Máximo. Y aún puede hacer cosas peores, que... se sobrentienden..., ¿eh? No sofocarse. , señor. Un sacerdote puede hacer todas las cosas malas del mundo. Si tuviésemos privilegio para no pecar, estábamos bien; nos habíamos salvado en el momento mismo de la ordenación, que no era floja ganga.

Los Oidores, poco conformes con esta disposicion, manifestaron su resentimiento en distintas ocasiones, dificultando las providencias del Comandante, oponiendo obstáculos á sus determinaciones, criticando su conducta de morosa, calumniándole de pusilánime é irresoluto, fundándose en que no tomaba partido con prontitud, y suponiendo que si hubiese obrado con actividad ofensivamente contra los rebeldes, hubiera podido sofocarse con el escarmiento de pocos el atrevimiento de los demas.

No es decible lo que esto disgustó a Miguel, quien después de mandar el equipaje, se fue con el corazón oprimido hacia el muelle; pero antes se le ocurrió dar una vuelta por la iglesia. Como el tiempo apuraba, corrió hasta sofocarse; no vio rastro de Maximina en todo el ámbito del templo. Salió cabizbajo y llegó al vapor, que estaba pitando terriblemente en espera suya.

Este regalo había puesto frenéticos lo mismo a Enrique que al Gran Arquitecto, los cuales venían ya muy agriados por las preferencias injustificadas de su señor padre; así que tan pronto como tuvieron noticia de la injuria que se les hacía, armaron un formidable pronunciamiento, que, por fortuna, hubo de sofocarse pronto, gracias a una ballena larga y bastantemente gruesa que doña Martina poseía para los casos difíciles.

Visita fue para él entonces su providencia como él lo había sido antes para ella. No sólo le ayudaba en los menesteres de la vida, sino que apoyado en su brazo podía ir a todas partes. Siguió desempeñando a conciencia sus tareas habituales sin que desapareciera tampoco toda su dicha, como se ha visto. Don Germán reía también hasta sofocarse.

El círculo que la rodeaba se iba estrechando, y la dama empezaba a sofocarse. Dio algunos pasos; pero de cada una de sus pisadas brotaba una compasión nueva; delante de su caridad luminosa íbanse levantando las desdichas humanas, y reclamando el derecho a la misericordia.

Son los terribles mosquitos del Magdalena que hacen su temida aparición. No corre un hálito de aire, y es necesario buscar un refugio, a riesgo de sofocarse, contra aquellos animales, que en media hora más os postrarían bajo la fiebre. He ahí uno de los momentos de mayor sufrimiento.