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13 El que menosprecia la palabra, perecerá por ello; mas el que teme el mandamiento, será recompensado. 18 Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el castigo; mas el que guarda la corrección, será honrado. 21 Mal perseguirá a los pecadores; mas a los justos les será bien retribuido. 24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, madruga a castigarlo.

Y si fuera más delincuente más pronto la perdonaría. Paz y Salomé miraron á la par á don Elías para complacerse en leer en sus ojos la admiración que había de causarle tanta sabiduría. ¿Cómo me consultan ustedes eso? continuó Paulita. Digan dónde hay pecadores para perdonarlos á todos. ¿Y os priváis de la alegría de perdonar?

Y treinta y dos generaciones de hombres transcurrieron bajo la era cristiana en la miseria, la ignorancia y la barbarie crónicas, profiriendo u oyendo solamente la palabra sagrada, fulminada desde el púlpito, volcán de amenazas, en erupción perpetua de castigos en este mundo y en el otro, para los pecadores y los infieles, en fuente inagotable de terrores imaginarios para implantar en el corazón de los elegidos para el cielo el horror a la vida irrenunciable y el temor a la muerte inevitable.

41 Y vino la tercera vez, y les dice: Dormid ya y descansad. Basta, la hora es venida; he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores. 42 Levantaos, vamos; he aquí, el que me entrega está cerca.

Miróle el bueno de don Casimiro muy asombrado, y satisfecho de poder lucir su erudición, contestóle al punto: Significa literalmente te llamé y me rechazaste... y son las palabras de Isaías, si mal no recuerdo, que dirige el Señor a los pecadores empedernidos que resisten a su misericordia.

33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo. 34 Buena es la sal; mas si la sal fuere desvanecida, ¿con qué se adobará? 35 Ni para la tierra, ni para el muladar es buena; fuera la arrojan. Quien tiene oídos para oír, oiga. 1 Y se llegaban a él todos los publicanos y pecadores a oírle.

Vinieron las chuletas inmediatamente, no parecian malas, y mi mujer dejó escapar una mirada de intencion hácia , como si quisiera decirme: amigo mio, esto es otra cosa; este Paris no es aquel Paris. Comimos las chuletas, y quedamos dispuestos para los otros dos platos de carne. Pero ¡pecadores de nosotros! Nos habian servido una sopa: ¿y las otras dos que ofrecia el aviso?

El sacerdote miró, confuso e impotente, al magistrado, que dijo: Karaulova, escuche al sacerdote; él se lo explicará a usted todo. Y el pobre sacerdote siguió: Todos nosotros, señora, somos pecadores. Unos pecamos de palabra; otros, de obra. Dios omnipotente, tan sólo, puede ser juez de nuestra conciencia.

¡Figuraos una joven ya casadera que no sabe todavía rezar! ¡Jesus, que escándalo! Pues no dice la indigna el Dios te salve María sin pararse en es contigo, y el santa María sin hacer pausa en pecadores, ¿como toda buena cristiana que teme á Dios debe hacer? ¡Susmariosep! ¡No sabe el oremus gratiam y dice mentíbus por méntibus!

Y levantándose le siguió. 15 Y aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y con sus discípulos; porque había muchos, y le habían seguido.