United States or Venezuela ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y tomando de la mano á la desenvuelta morenita la llevó hasta la fila de los bailarines, en los cuales se produjo un movimiento de sorpresa y de gozo. ¡Viva D. Félix!... ¡Viva el capitán! exclamaron muchos. Y las viejas que estaban acurrucadas se pusieron en pie y los viejos que departían allá lejos se acercaron.

Por él y su teatro anúdanse las viejas tradiciones medievales españolas con la vida del siglo XVII y no se da en España como hace notar el señor Morel Fatio el divorcio del espíritu nuevo con el de la Edad Media, que se operaba en Francia al mismo tiempo.

Maltrana lo miró con más atención que otras veces, como si se despidiese de él. Digamos adiós al noble amigo don Wolfgang, que ha visto con paciencia tantas necedades nuestras... Este fue un hombre feliz. No se vio obligado, como nosotros, a correr el mundo en busca de dinero. La fortuna fue pródiga para él, como una de esas viejas apasionadas que gustan de proteger a los buenos mozos.

Pillé en el despojo 19 indios é indias no muy viejas, y otras cosas. Volvimos al real, donde estuvimos ocho dias, porque teniamos comida bastante. Desde los Mbayás al monte de San Fernando, hay 50 leguas, y desde los Naperús, 36.

Al llegar á la calle miró á todos los lados como buscando á alguno, y al poco rato salió del portal de una casa inmediata el joven militar que hemos conocido desde el principio de esta historia. ¿Qué hay? preguntó á Carrascosa con mucho interés. -Nada, no quieren. Esas viejas son unos demonios contestó riendo de muy buena gana el abate. Me parece que por ese camino no conseguiremos nada.

Es una casa vieja y les aseguro que han venido muchas personas a visitarla en los años que llevo de estar en ella. A través de la pieza se veían las negras y viejas vigas con dos siglos de existencia, mientras en un rincón estaba la anticuada chimenea que presentaba un aspecto confortable y atrayente con su asiento de roble bien lustrado, y la gran olla hirviendo sobre el alegre fuego.

Pero la que excitaba la admiración y el aplauso de la muchedumbre era la denominada de las viejas ricas, compuesta de veinte ó treinta muchachos disfrazados de viejas con espléndidos trajes de seda, peluca blanca, media negra y zapato de raso, cuyos cantos deliciosos, impregnados de toda la sal de la Bética, pronto iban á dar la vuelta á España.

También al Magistral se le subía la altura a la cabeza; también él veía a los vetustenses como escarabajos; sus viviendas viejas y negruzcas, aplastadas, las creían los vanidosos ciudadanos palacios y eran madrigueras, cuevas, montones de tierra, labor de topo.... ¿Qué habían hecho los dueños de aquellos palacios viejos y arruinados de la Encimada que él tenía allí a sus pies? ¿Qué habían hecho?

¡No vullcno vullc! contestaba «Flor de almendro», agitándose entre los brazos de sus compañeras. Y tan sincera era su resistencia, que al fin intervinieron las mujeres viejas, defendiéndola. «¡Dejad a la atlota! Margalida había venido para divertirse y no para entretener a los demás. ¿Creían empresa fácil sacarse de la cabeza repentinamente una contestación en verso?...»

Entre ellas, Aguirreche, la de mi abuela, convertida hoy en casa de pescadores; se destaca por su magnitud, con las ventanas y balcones atestados de ropas puestas a secar, de aparejos con corchos y anzuelos. Ahí siguen todas esas viejas casas bien agarradas al suelo, con sus negros paredones y sus tejados llenos de pedruscos.