United States or Réunion ? Vote for the TOP Country of the Week !


Su debilidad eres ... y Fernandito, ese ingenierete tan simpático que tiene en los altos hornos. ¡Las veces que Pepe te recuerda! Un día, hablando de y de tus planetadas, le decir. «Ese chico, ese chico debía estar á mi lado». Oye Capi; ¿y cómo anda mi prima, la santa doña Cristina? ¿ha metido ya alguna comunidad de frailes en el hotel de Las Arenas?

Porque el lector ignora aún que ninguno de los dos niños estaba ya en la casa... Cuatro días después de la escena que en el anterior capítulo queda referida, cayó Currita en la cuenta y convenció de ello a Fernandito de que, no pudiendo dedicarse ella exclusivamente a la educación de sus hijos como hubiera sido su deseo, era lo mejor enviar a Lilí al colegio que tienen en Chamartín las religiosas del Sagrado Corazón, y a Paquito al que por aquel tiempo tenían los jesuitas en Guichón, del lado de allá de los Pirineos... Ni ella ni Jacobo habían tenido en cuenta que en aquel mismo colegio se educaba Alfonsito Téllez-Ponce, el hijito de este.

La señorita la miró sin dejar de sonreir, con una helada expresión que daba espanto, y la moza dijo: Con que se despide don Fernandito, ¿eh? Entonces, Carmen, estremecida, agitó maquinalmente la mano que tenía inerte sobre la falda, con la carta abierta, y respondió: ....

Currita, mondando siempre su albaricoque, aprovechó un momento en que los criados se alejaban para decir a media voz con su acento más suave: Pero, Fernandito, vida mía, si tienes el don de la importunidad; si pareces un reloj descompuesto... ¿A quién se le ocurre hablar de esas cosas delante de los criados?... Sabe Dios lo que pensarán del pobre Jacobo...

Ella se preocupaba de la vida de su vida; le acosaba con preguntas para conocerla con todos sus detalles; la hacían reír mucho sus relatos de aventuras en los bajos fondos de Madrid. Quisiera ver eso; conocer sus bohemios, sus cantaoras. Lléveme con usted, Fernandito; sea usted bueno. Yo conozco algo de París, pero lo de aquí es indudablemente más interesante, más típico... Debe oler a puchero.

Mas necesitaba antes que nada reflexionar, trazarse un plan, preparar su respuesta y ordenar sus preguntas; y aprovechando la ocasión de hallarse en cama Fernandito, postrado por uno de esos ataques de imbecilidad que traen consigo los reblandecimientos cerebrales, tomóse todo el día del lunes y dio la orden terminante de no recibir a nadie.

Y aquí ahogó de nuevo el llanto la voz de Currita, prosiguiendo a poco entre sollozos: ¡Qué ultraje, Butrón, qué vergüenza!... ¡Creí morirme de sentimiento!... ¡Al padre de mis hijos debo esta ofensa!... Bien se lo he dicho mil veces: tu condescendencia con esa gentuza nos va a perder, Fernandito... Pero ¿viste esa carta? exclamó Robinsón estupefacto.

Ella, con tiernísima solicitud, exclamó muy alarmada: ¡Jesús, Fernandito, me dan miedo esas cosas!... ¿Están sueltos?... ¿Muerden?... ¡Ca, no!... Si son unos negros cualquiera... ¡Más feos!... Y se abrochaba con disimulo el gabán, para ocultar a Currita que llegaba su consideración a los antropófagos hasta el punto de visitarlos a las diez de la mañana, de frac y corbata blanca.

Aquí bajaba Currita la voz, y añadía en el mayor secreto al oído de los charlatanes y charlatanas de profesión que más fama de ello gozaban en la corte: Figúrese usted que esa pobre gente no tiene fortuna y la madre queda en la miseria... Yo no la conozco; pero claro está que es cuestión de delicadeza... Por eso Fernandito y yo hemos tenido que hacer un sacrificio, y ya están depositados en el Banco de España 15.000 duros para que esa infeliz cobre la renta...

¡Fernandito es un imbécil! continuó Currita muy afligida. Butrón movió de arriba abajo la cabeza en señal de profundo asentimiento. Le ha engañado Martínez... Me ha comprometido atrozmente... Es horrible, horrible... ¡Infame, Butrón, infame! ¡Habla bajo! exclamaba el diplomático, sobresaltado . Sosiégate, hija mía, sosiégate... y cuenta para todo conmigo... Para todo, ¿lo oyes?... para todo...