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Los fenómenos que espresan la inflamacion y el orgasmo sanguíneo son de carácter pasivo y sanguíneos por accidente. La misma apoplejia, que está anotada entre los efectos del medicamento, es simpática de la afeccion del trisplánico y se refiere á las congestiones cerebrales por indigestion ó por lesion del estómago. El mismo orígen tienen las palpitaciones y la irregularidad del pulso.

Es de creer que, al contrario, Amaury escuchábale demasiado bien, pues el rostro se le encendía como si le caldeasen ondas de fuego, lo cual hacía presumir que cada palabra de las que había oído repercutía dolorosamente en su corazón. Taciturno y sombrío, ensimismose de modo que sentía latir su corazón y le zumbaban los oídos al circular la sangre en impetuosa carrera por las arterias cerebrales.

Desgraciadamente, la débil salud del Rey y las enfermedades cerebrales que continuamente padecía, hacían temer por su vida y por su razón; dominábale una melancolía que no lograban disipar los cuidados y la ternura de su joven esposa la princesa María Teresa de Portugal, de quien era sinceramente amado.

Resabios de su educación primera, llena de juicios absurdos y de imaginaciones infantiles. Este hecho insignificante probará hasta qué punto aquel hombre insigne había sacudido de su inteligencia el polvo de las preocupaciones y había avanzado en el camino de la perfección positiva. Una de las cosas que logró dar más luz a sus lóbulos cerebrales fue la compra de un mono. Era el sueño de su vida.

Estudiando con atención la vida de los grandes hombres, se encontraría siempre un ramo de locura en ellos. Lo que ha dado en llamarse genio, para es una enfermedad de los lóbulos cerebrales resumió Moreno.

Sabiendo cuánto influyen en los sacudimientos cerebrales y en las hemorragias internas los accesos de furor, puede creerse que, tal vez, la rabia y no el orgullo de ver a su hija elevada al rango de Tribuna del pueblo determinaron en la pletórica constitución del viejo la apoplejía fulminante.

La prostituta de aquella casa, adivina el corazon de sus clientes, como conocía Gall los órganos cerebrales del hombre. ¡Cuántos misterios curiosísimos y dolorosos encierra aquel Eden de la corrupcion! ¡En cuántos presupuestos de familias ricas de Paris, tiene un guarismo aquel Eden infame!

Son unas excelentes personas: unos santos. ¡Ay, si los tratases! Después habló de Urquiola, que les había acompañado á los ejercicios, pero había tenido que salir el día antes para Bilbao, llamado por el Padre Paulí; de la tranquilidad de aquella vida, sin agitaciones cerebrales, y sin ambición, que tanto contrastaba con su existencia de Bilbao.

Se ha usado en catarros sofocantes, en los accidentes por debilidad del pulmon, en afecciones paralíticas consecutivas á la apoplejía, en fluxiones asténicas, y por lo mismo, en ciertas congestiones cerebrales metastásicas de los viejos.

¡Había visto ella tanto de eso!... La ocasión, por otra parte, no podía ser más oportuna: Fernandito había llegado al estado de imbecilidad completa que traen consigo los reblandecimientos cerebrales, y preciso era llevarlo a París a que alguna notabilidad médica intentase el verdadero milagro de despertar un chispazo de inteligencia en aquel meollo huero, que jamás había dado luz alguna.