United States or Afghanistan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Doña Cristina recordaba los incidentes de la lucha ruidosa, en la que fué victorioso caudillo el Padre Paulí.

Los liberales buscaron el auxilio de Sánchez Morueta, recordándole que había peleado durante el sitio, y el millonario entregó mil pesetas para la elección. El mismo día doña Cristina, con la amplia libertad de que gozaba en el manejo del dinero, dió dos mil duros al Padre Paulí. Al conocerse en Bilbao las dos ofrendas, cayó sobre Sánchez Morueta el desprecio y la burla de ambos bandos.

Aquí tienes al Padre Paulí que es un buenazo con las niñas que no mienten, pero que tiene una correa para castigar á las que son malas y rebeldes. Vamos, Pepita, como si hablases con una amiga; ya sabes que yo para , como si lo fuera... ¡ tienes un novio! No, Padre dijo Pepita con voz trémula, intentando todavía defenderse.

Basta que doña Cristina afirme que todo es mentira para que él lo crea: basta que el Padre Paulí le diga que Urquiola será un grande hombre para que él escuche impasible sus necedades y bravatas de cabecilla. ¡Ay, Luis! ¡Qué dominación tan rápida y absoluta la de esa gente!...

Al protegido del Padre Paulí le aterraba la idea de tener un hijo, ahora que su matrimonio estaba concertado con la primera fortuna de Bilbao, y á viva fuerza había provocado el aborto. La enfermedad de la esclava y las murmuraciones de la vecindad, habían hecho intervenir en el asunto al juzgado. ¡Un escándalo, pero nada más!

Doña Cristina también había perdido su primitiva inquietud al transcurrir el tiempo y se mostraba satisfecha, sonriendo modestamente ante las amigas que la felicitaban por este rasgo de independencia conyugal, para mayor gloria de Dios. El elogio del Padre Paulí valía por todos los terrores que le había hecho sufrir el gesto hosco de su marido.

Aún es pronto para casarte: cuando llegue tu hora, obedece á tus padres, á mamá sobre todo, pues las mujeres saben más de estas cosas. Confía en el Padre Paulí, que es tu amigo, tu segundo padre, y entre todos ya verás cómo te elegimos un hombre que te hará feliz y aun elevará más tu rango en el mundo. Calló un momento el jesuíta, como si preparase un avance decisivo.

La madre y la hija, al verse cerca del confesonario, con sólo dos penitentas por delante, abrieron sus libros de oraciones, y descansando las carnosidades de su cuerpo sobre las piernas dobladas, aguardaron con calma. Doña Cristina experimentaba la emoción de la doncella que tiente la proximidad del hombre amado. El Padre Paulí era un varón famoso.

El plan había sido preparado con el propósito de llamar la atención, de ocupar toda la villa, de hacer un alarde de arrogancia, desafiando á los enemigos. Muchos esperaban que se suspendiese la fiesta provocadora. Decían que el gobernador estaba influyendo cerca de sus organizadores, para que desistieran de ella. El Padre Paulí se negaba rotundamente, invocando hipócritamente la libertad.

¿Escribirás hoy mismo á ese señor dando por terminadas para siempre las locuras? , Padre. Muy bien: vamos á la absolución. Y musitando sus latines, el Padre Paulí bendijo á la joven al través de la rejilla: después sacó la mano por el frente del confesonario para que se la besase.