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Por el frente de la Galería gozaba á todas horas de un hermoso espectáculo. Los organizadores de su existencia habían echado abajo la vidriera que servía de fachada, convirtiéndola en una puerta siempre abierta. Gillespie admiró en las horas de sol la blanca arquitectura de la capital, á la que podía llegar con sólo varios saltos, y durante la noche sus espléndidas iluminaciones.

Señoras y señores: o mis buenos amigos y buenos compañeros, Jesús Castellanos y Max Henríquez Ureña, entusiastas organizadores de estas hermosas lides del pensamiento, me hicieron el honor de invitarme para que consumiera un turno en ellas, consulté la mente, y no hallé tema que me subyugara: consulté luego el corazón, y hallé, José Martí.

En toda ceremonia oficial, los periódicos se cuidaban, ante todo, de anunciar: «Hablará el ilustre SimoulinUnas veces era un discurso patriótico; otras, una oda de circunstancias. Los organizadores de banquetes contaban con un medio seguro para evitar el fracaso: «A los postres, pronunciará un brindis nuestro poeta.» Y en pocas horas no quedaba un asiento disponible.

El plan había sido preparado con el propósito de llamar la atención, de ocupar toda la villa, de hacer un alarde de arrogancia, desafiando á los enemigos. Muchos esperaban que se suspendiese la fiesta provocadora. Decían que el gobernador estaba influyendo cerca de sus organizadores, para que desistieran de ella. El Padre Paulí se negaba rotundamente, invocando hipócritamente la libertad.

Deseosos de suprimir cuanto antes esta molestia general, los organizadores del desfile hicieron aparecer en el patio á una veintena de siervos desnudos, llevando entre ellos, muy tirante y rígida, una especie de alfombra cuadrada, de color blanco, con un ribete suavemente azul, y que ostentaba en uno de sus ángulos un jeroglífico bordado, que, según la declaración del profesor Flimnap, se componía de letras entrelazadas.

Conocía á los organizadores, y su propósito de excitar á la impiedad naciente, para darla la batalla y afirmar así su dominación que creían en peligro. En una mesa cercana disputaban dos señores. Me he fijado bien en la manifestación gritaba uno de ellos. Todos eran Pérez y Martínez, todos maketos é hijos de maketos, mala gente, de la que ha invadido nuestro país.

Al gobernar las mujeres, solucionaron por el sentimentalismo y el instinto lo que los hombres no habían podido arreglar nunca valiéndose de su razón. Los más de los problemas sociales se resolvieron simplemente suprimiendo la envidia. Pero prescindo de entrar en detalles y vuelvo á lo que hicieron los primeros organizadores de la Verdadera Revolución.

Iba á ser la fiesta más importante de todas las que se habían tributado al grande hombre. Tal vez la última. ¡El pobre estaba tan viejo!... Vendrían de París diputados y senadores; hasta el ministro de Instrucción pública había prometido su asistencia. Y el maestro continuaron los organizadores ha preguntado por usted. Se extraña de no verle. ¡Le gustaría tanto tenerlo cerca, en la mesa!...

De la portada de San Nicolás salían descargas cerradas, disparos de revólvers baratos comprados el día antes por los organizadores de la romería, balazos sin dirección, que iban á perderse en la arena del paseo ó se incrustaban en los árboles.

Abandonando por unos días la ermita que le servía de templo, figuraba entre las imágenes que precedían al Señor del Milagro, esforzándose los organizadores de la expedición para que venciese por sus ricos adornos á los patrones de otros pueblos. El viaje de ida á la ciudad sólo duraba dos días. Los devotos del valle ansiaban llegar cuanto antes para hacer triunfar á su pequeño Jesús.