United States or Laos ? Vote for the TOP Country of the Week !


Recuérdense tan sólo algunos de los más notables, como por ejemplo los de Gaiferos, del marqués de Mantua, del conde Claros de Montalván, que elegimos entre los demás deliberadamente porque deben ser de los más antiguos, atendida su forma primitiva. ¡Con qué poderosa energía se retrata en ellos lo sucedido! ¡Cómo convierten al auditor en espectador y actor á un tiempo del hecho que refieren! ¡Cuán vivos y dramáticos son los personajes aislados, que interrumpen con sus discursos la narración!

Por virtud de la dicha facultad á Nos concedida, i aceptándola, usando de ella elegimos é nombramos é diputamos por inquisidores de la dicha infidelidad, y apostasía y herética pravedad á los venerables devotos Padres frai Miguel de Morillo, maestro en Santa Teología, i frai Juan de San Martin, bachiller presentado en Santa Teología, Prior del monasterio de San Pablo de la ciudad de Sevilla de la órden de predicadores &c.»

Y si, prescindiendo, como debemos prescindir, de esta causa, elegimos los que más nos acomoden del verano para bailar, ¿por qué no hemos de hacerlo á la puerta de casa y con toda tranquilidad?» Y aquellos infatigables reformadores columbraron al punto en el barrio de Santa Lucía, la huerta de Noriega; en la cual huerta había un juego de bolos, y el cual juego de bolos estaba rodeado de un cobertizo de tablas, á modo de pesebrera; y exclamaron: Voi-ci notr'affaire, es decir, aquí está lo que necesitamos: amparo contra el relente y la lluvia, proximidad al hogar de cada uno, é independencia absoluta.

Dióseles tormento, y confesaron la verdad, y lo que queda referido en el capítulo antecedente; mandándolos quemar el capitan atados á un palo, rodeado de una gran hoguera. Entonces elegimos por capitan al referido Irala, hasta que el Rey mandase otra cosa; porque siempre se habia mostrado justo y benévolo, especialmente con los soldados.

LICANOR. Qué derrotada tormenta... FENCIS. Qué deshecho terremoto... IRENE.. Qué fantástica quimera REY.. A estos puertos, LICANOR. A estos montes, FENCIS. ¿Te trae? IRENE. ¿Te arroja? REY. ¿Te echa? Esta especie de diálogo es tan raro y poco común, que para comprenderlo bien conviene citar un ejemplo. Elegimos uno de la tercera jornada de Amar después de la muerte.

Con esto llegamos al hotel, situado al otro extremo de aquella misma calle; elegimos habitaciones, que nos parecieron excelentes; y como entonces se nos advirtiera ó notificara de oficio que en aquel establecimiento se almorzaba á las once en punto, batimos palmas en señal de alegría, y tomamos en seguida la escalera abajo, á fin de aprovechar la hora y pico que faltaba para la canónica del almuerzo, en dar el primer paseo artístico por la ciudad de los Fonsecas y Maldonados.

Nos resta conocer del partido de la Yraya los pueblecitos de Quipia, Donsol y Pilar, que según dijimos los encontraríamos al dirigirnos al partido de Sorsogon. El punto de partida que elegimos para esta última expedición, por la provincia de Albay, fué Guinobatan, en donde nos esperaban los caballos que nos habían de llevar á Quipia.

Para dar una prueba de lo exactamente que se ajusta, á veces, el francés al español, elegimos las palabras, que, en son de burlas, dirige el asendereado Don Lucas á los dos amantes, expresando al mismo tiempo su cólera: ROJAS. Pues dadla la mano al punto, Que en esto me he de vengar; Ella muy pobre, vos pobre, No tendréis hora de paz.

Aún es pronto para casarte: cuando llegue tu hora, obedece á tus padres, á mamá sobre todo, pues las mujeres saben más de estas cosas. Confía en el Padre Paulí, que es tu amigo, tu segundo padre, y entre todos ya verás cómo te elegimos un hombre que te hará feliz y aun elevará más tu rango en el mundo. Calló un momento el jesuíta, como si preparase un avance decisivo.

Si elegimos otra comparación, para aclarar estas ideas, se puede asegurar que, al proceder de este modo, nos parecemos á los navegantes, cuando, al surcar vastos océanos, aportan al cabo á una región desconocida, llena de creaciones maravillosas, no vistas por ellos antes, y oyen los ruidos de bosques gigantescos, sonando misteriosamente las ondas de ríos caudalosos, y observan seres de una naturaleza enteramente diversa de la que han contemplado siempre.