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Fué, pues, el caso, que un cristiano de la misma nación, habiendo apostatado de la y religión cristiana, murió, por justos juicios de Dios, pertinaz en su apostasía. Este, por permisión divina, se apareció, á pesar del infierno, á muchos Chiriguanás, diciéndoles cómo por haber desamparado la religión cristiana, estaba condenado á arder en llamas eternas.

Lo que deseo que conste es que, a pesar de todas estas razones, yo estoy enamorado de mi irrealizable sistema, y considero apostasía trabajar en este otro archi-gubernamental que hoy priva, sin duda por aquel dicho profundo de un sabio: «La humanidad, considerada en su vida colectiva, no ha nacido aún». Mientras sigue la humanidad nonata, si hemos de mirar las cosas por el haz y sin penetrar en el fondo, usted tiene razón que le sobra.

Parecíale que tenía sobrado derecho de atormentar a la mujer que había pretendido hundirle en la apostasía y el perjurio.

Y a la verdad, o aquellos que pedían la gracia se querían reconciliar con la Iglesia y con Cristo, o no? Si querían? Cómo no se confesaban sacramentalmente, como era necesario? Si no querían? Luego solo pedían perdón, para conservar oculto el veneno de su judaismo, para que no fueran descubiertos por cómplices: y en fin para subsistir en su apostasía sin el temor del suplicio.

El Consuelo. La Iglesia. La Ley natural y la escrita. El Judaismo ó la Sinagoga. El Alcorán ó el Mahometismo. La Herejía y la Apostasía. El Ateismo. Los siete Sacramentos. El Mundo. Las cuatro partes del mundo. La Naturaleza. La Luz, casi siempre como símbolo de la Gracia. La Obscuridad. El Sueño y la Ilusión que produce. La Muerte. El Tiempo. Las estaciones y las horas.

Juana Cardona, alias Vila, viuda de Jaime Vila, difunto, jornalero de oficio, natural de Ciudadela, en Menorca, vecina de esta Ciudad, de edad de cincuenta y siete años, presa segunda vez por sortilegios graves, hereticales, pacto explícito con el Demonio, con creencia y pertinacia en él y apostasía de la Fe Católica.

Señor cura, a no me venga usted con argucias de seminario; la filosofía moderna ha demostrado que el escolasticismo es un tejido de puerilidades, y yo a lo que vienen ustedes. Quieren comprar las arraigadas convicciones de mi amigo por un plato de lentejas; una taza de caldo por la confesión de un dogma; una peseta por una apostasía... ¡esto es indigno!

Si sobre la tierra existiese un pueblo que tuviera el poder de trastornar con sus prácticas y costumbres las ideas sustanciales de lo bueno, de lo verdadero, de lo justo, aquel país seria una diablura, una infamia, una apostasía.

En el hogar, momentos antes encendido, no quedó de allí a poco más que un montoncillo de cenizas, y envueltos entre su tibio rescoldo se veían relucir los broches de un libro de horas, y los alambres del metálico engarce de un rosario. El sacrificio estaba consumado. La conciencia de Lázaro se resistió siempre a darle el nombre de apostasía.

En tanto, el exaltado liberal tuvo tanto que pensar en otras cosas, que relegó á segundo término aquella cuestión, y se acordaba poco de la apostasía que su tío le había exigido. Lázaro cedía á la fatiga, se dormía lentamente, cuando el viejo dijo con voz fuerte: Lázaro, ¿duermes? ¿Qué? contestó el muchacho, despertando sobresaltado.