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Por virtud de la dicha facultad á Nos concedida, i aceptándola, usando de ella elegimos é nombramos é diputamos por inquisidores de la dicha infidelidad, y apostasía y herética pravedad á los venerables devotos Padres frai Miguel de Morillo, maestro en Santa Teología, i frai Juan de San Martin, bachiller presentado en Santa Teología, Prior del monasterio de San Pablo de la ciudad de Sevilla de la órden de predicadores &c.»

Pero como si el tren de Salamanca hubiera estado aguardando á que nos fuese grata la permanencia en la Estación de Medina para decir «¡Vámonos!», la campanilla, y el pito, y las voces de los empleados nos sacaron en esto de la contemplación de tan venerables ruinas y de sus grandes recuerdos históricos, obligándonos á correr más que aprisa hacia el andén, del cual nos habíamos alejado insensiblemente.

Dimmesdale se volvió á los dignos y venerables magistrados, á los sagrados ministros que eran sus hermanos en el Señor, al pueblo cuya gran alma estaba completamente consternada, aunque llena de simpatía dolorosa, como si supiera que un asunto vital y profundo, que si repleto de culpa también lo estaba de angustia y de arrepentimiento, se iba á poner ahora de manifiesto á la vista de todos.

Esa, don Joaquinito, esa; y de no se burla nadie. La disputa se acaloró; tuvieron que intervenir los señores venerables del rincón obscuro; tan grave fue el incidente. Se pusieron por unanimidad de parte del señor Ronzal, si bien reconocían que se enfadaba demasiado. Le explicaron el caso, pues aún no había dejado que le enterasen. No se trataba de Ronzal.

Mas el viejo mamarracho, sin guardar siquiera memoria de aquello, encogióse de hombros al oírle, y seducido por la labia de Jacobo, ofrecióle cordialmente cartas comendaticias para los venerables de Milán y de España que le pusieran a cubierto de todo recelo.

Mira entretanto qué punta les ha arrimado con el látigo a los venerables Abu-el-Seid y Abentomiz, para que ahilen con los demás de la recua, el agradable Abu-el-Casín, capitán de la guardia africana.

¿Qué hacéis? preguntó Abu-el-Casín a unos viejos venerables de blanca y crecida barba, ancha y espaciosa frente, que se encontraban sentados sobre el césped de la verde pradera y bajo una bóveda de laureles.

Acogiéronle los venerables como a enviado del Gran Arquitecto, y presentáronle al punto a Víctor Manuel como el hombre a propósito para llevar a España documentos e instrucciones, e imprimir a la política de don Amadeo el rumbo deseado en Italia.

Hacía prodigios en los arrabales, entre la tosca gente de los huertos que le adoraba con tanto afecto como temor. Devolvía la salud a los que habían declarado incurables los viejos médicos de larga levita y bastón con puño de oro, venerables sabios, más creyentes en Dios que en la ciencia, según decía en su elogio la madre de Rafael.

Diez y nueve antes que ella habían renunciado á tan alto honor. Este heredero de un gran nombre histórico le enseñaba las fotografías de los diversos palacios de su familia, hermosos y venerables edificios, en los que no quedaba ni un cuadro ni un mueble, pues todo lo habían vendido sus antecesores.