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El corazón humano adolece con frecuencia de estos achaques, no por maldad propiamente, sino por falta de educación de los sentimientos, por desuso de los más delicados de ellos, por resabios del egoísmo adquiridos en la libertad de una vida sin trabas ni linderos.

Me puse a componerle unos versos, unas quintillas; mas a la segunda tropecé con un consonante difícil, labios; resabios no pegaba, ni menos los otros poquísimos que hay. Así que un poco irritado rasgué el papel y lo arrojé por la ventanilla. La locomotora corría por los campos de la provincia de Córdoba.

Creía el valiente veterano de la Ferrolana que, aunque con trabajillos, lograría irse haciendo á los nuevos resabios del gremio, y vivir en paz, si no á gusto, los pocos años que le quedaban de vida; y por conseguido lo daba ya, cuando cayó sobre sus anchas espaldas el peso insoportable de un infortunio con que jamás había soñado.

La única relación entablada voluntariamente con el partido era cuando cogía la pluma y fabricaba para el semanario algún artículo sobre «El Derecho y la Moral», o «La Libertad y la Fe», resabios de estudiante aprovechado y laborioso; largas tiradas de lugares comunes con fragmentos de lecciones de Metafísica, que nadie entendía y excitaban por lo mismo la admiración de los correligionarios, los cuales decían a Don Andrés guiñando los ojos: ¡Qué plumita! ¿eh?

El pobre es algo rudo: resabios de su pasado; pero es bueno y ama a Dios. Y el «santo» parecía sufrir al verse entre estas dos antipatías. No se engañaba el Indio converso al sospechar que su protector concedía algún apoyo a sus huéspedes.

Tuve yo un amigo, educado a principios de este siglo y con todos los resabios del enciclopedismo francés del siglo pasado, que leía con entusiasmo a Santa Teresa y a ambos Luises, y me decía que era por el deleite que le causaba la dicción de estos autores; pero que él prescindía del sentido, que le importaba poquísimo. El razonamiento de mi amigo me parecía absurdo.

Pues bien: en el Sport-Club, a las dos de la mañana, y en una sala de las más concurridas a aquellas horas en que duermen y reposan las gentes ordinarias que todavía conservan los resabios del trabajo y del hogar, departían afectuosamente, arrimados a una mesa, Manolo Casa-Vieja y Paco Ballesteros, después de haber tomado chocolate a la vainilla el uno, y el otro buena ración de biftec con media botella de Burdeos.

Así es que permaneció levantada la mayor parte de la velada entretenida en adornarse y en peinar su sedoso cabello, tan bien como lo permitía su triste estado, para recibir dignamente a la suspirada visita. No he de dar miedo a la niña, Juan decía como excusándose y con resabios de su antigua coquetería.

Pues ya se han cumplido mis pronósticos... El milagro se obró como se obran casi todos los de su especie: con un poco de casualidad y otro poco de... ¡qué carape! me voy convenciendo de que, la mayor parte de las veces, la culpa de las propias debilidades estriba en los resabios ajenos; en la falta de compensaciones mutuas; en el empeño tonto de tomarle a uno por su lado más inútil para el destino que se le quiere dar.

Sin embargo, su flexible cuerpo conservaba los resabios de la tentación y de la danza, y sus pies desnudos se movían cadenciosos como si hicieran oír todavía el martilleo de las ajorcas. La palidez de su rostro daba terror y sus labios enseñaban los dientes con esa sonrisa incomprensible que suele asomar a la boca de los cadáveres.