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El pequeño Febrer, con la curiosidad excitada por estas maravillas, quería saber más, y su acompañante llamaba a los viejos pescadores, que le enseñaban la roca en que había puesto los pies el santo mientras invocaba el auxilio de Dios antes de embarcarse. Una montaña de tierra adentro, vista desde el puerto, tenía la forma de un fraile encapuchado.

La huérfana oía, desde su alcoba, historias que sublevaban su pudor, que le enseñaban mil desnudeces que no había visto en los libros de Mitología. Pero aquellas mujeres ya se habían olvidado de ella.

Las mujeres le enseñaban sus criaturas amarillentas, con los ojos velados por el hambre y una respiración apenas perceptible. «Pan... pan», imploraban, como si él pudiese hacer un milagro. Entregó á una madre la moneda que tenía entre los dedos. Luego dió otras piezas de oro.

Y Pepita se mordía los labios para no reír, sin saber ciertamente por qué le regocijaba esta frase que no había encontrado nunca en sus libros cuando la enseñaban francés.

Durante las refacciones de comida y cena se leía; en ninguna parte del monasterio y á ninguna hora habia bullicio, y para desterrarlo completamente, las escuelas en que enseñaban los monges doctos estaban fuera de los edificios claustrales, y las aulas que habia dentro de ellos eran solo para los educandos del convento.

A cambio de sus lecciones, Argensola recibía el mismo trato que un esclavo griego de los que enseñaban retórica á los patricios jóvenes de la Roma decadente. En mitad de una explicación, su señor y amigo le interrumpía: Prepárame una camisa de frac. Estoy invitado esta noche.

Aresti sonrió, mirando con lástima al joven. Era posible que no lo entendiese: aquellas cosas no las enseñaban en Deusto. Además, una moral con todos sus preceptos, no se fabrica de la noche á la mañana como un sermón de los padres de la Compañía. Bastante había hecho el pensamiento moderno en menos de un siglo; y aún estaba en la primera etapa de su marcha hacia el infinito.

Por otra parte, sus compañeras de teatro, al verla en posición tan brillante, rodeada de tanto lujo, vestida de ricas galas, no cesaban de interrogarla... Y sus preguntas enseñaban a Judit más de lo que ella quería saber... De aquí que, sin que acertara a explicarse el motivo, obstinárase en guardar el más profundo silencio con su tía y sus compañeras respecto a lo que había sucedido entre ella y él.

Cuando yo iba a la escuela estaban más vivos que ahora los odios de la lucha por la Independencia, y eso que había pasado más de medio siglo. España era una madrastra cruel y los españoles unos «gallegos» brutos, que sólo habían sabido esclavizarnos y explotarnos... Y esto nos lo enseñaban en idioma español, y además, el maestro y los discípulos llevábamos todos apellidos españoles.

Y mientras cantaban la frase normanda allez, marchez! allez, marchez! sonreían á sus respectivos adoradores de las butacas con tanta desfachatez que don Custodio, despues de mirar al palco de la Pepay como para asegurarse de que no hacía lo mismo con otro admirador, consignó en la cartera esta indecencia y para estar más seguro, bajó un poco la cabeza para ver si las actrices no enseñaban hasta las rodillas.