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Actualizado: 27 de junio de 2025
Sagrario y Leticia, con un año de práctica en el mundo que aún no conocía su amiga, eran como los pilotos que la enseñaban a cada instante, con el dedo sobre los planos, cuanto le importaba saber de aquellas regiones colmadas de visibles encantos y de tentadores misterios.
Entre los monjes había sabios filósofos y teólogos y no pocos que habían militado con gloria en sus mocedades antes de retirarse del mundo. Estos enseñaban indistintamente las artes de la paz y de la guerra; cuanto a la sazón se sabía.
Inclinándonos sobre la fuente y viendo en ella reflejada nuestra cara fatigada y con frecuencia nada buena sobre su límpida superficie, no hay nadie que no repita instintivamente, hasta sin haberlo aprendido, el antiguo canto que los güebros enseñaban á sus hijos: Acércate á la flor, pero no la deshojes, Mírala y dí en voz baja: ¡Oh, quién fuera tan bueno!
Por aquella época tuve una gran emoción. Había una exposición de pintura moderna. Aunque muy ignorante de una bella arte en punto a la cual tenía el instinto sin la más leve cultura, y de la que hablaba tanto menos cuanto más la respetaba, iba algunas veces a perseguir observaciones de otros que me enseñaban a conocer bien mi época y hacer comparaciones que no me alegraban nada.
Callaron buen rato y atendieron á las razones que ambos contendientes se arrojaban al rostro; pero observando su escasa ó ninguna novedad, se pusieron á hablar entre sí. D. Ignacio fué el primero que se volvió hacia sus compañeros entablando conversación. No le gustaba escuchar, según decía, sino cuando le enseñaban algo.
Sea que no les fuese posible, ó que no lo creyesen conveniente, no enseñaban estos misioneros á los indígenas otra industria que la de cultivar la tierra; así pues, solamente aprovechaban los productos de esta, que consistian en cacao, coca, y multitud de otros frutos naturales estraidos de las florestas.
Sin embargo, su flexible cuerpo conservaba los resabios de la tentación y de la danza, y sus pies desnudos se movían cadenciosos como si hicieran oír todavía el martilleo de las ajorcas. La palidez de su rostro daba terror y sus labios enseñaban los dientes con esa sonrisa incomprensible que suele asomar a la boca de los cadáveres.
13 y no oí la voz de los que me castigaban; y a los que me enseñaban no incliné mi oído! 14 Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación. 15 Bebe el agua de tu propia cisterna, y las corrientes de tu propio pozo. 17 Sean para ti solo, y no para los extraños contigo. 18 Será bendito tu manantial; y alégrate de la mujer de tu juventud.
Procuraremos ahora aumento del caudal, empezando por las que se refieren á la figura, colores y blasones de las insignias que, á la vez que enseñaban con el simbolismo heráldico el nombre y poderío de la nación española, alegraban la vista engalanando los mástiles.
Considerando al loco como poseído del demonio, enseñaban que debía ser duramente castigado y huido el leproso como castigado por Dios".
Palabra del Dia
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