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Y Laura dijo lo que se sabía, habiéndolo oído contar en casa de su tía Viviana. Don Mariano Vázquez tuvo en sus mocedades una novia, a quien idolatraba... Pero ella, la muy picara, rompió un buen día el compromiso para casarse con su primo, un calavera «de siete suelas»... Don Mariano debía ser pues un hombre melancólico y escarmentado...

La última comedia mencionada, por ejemplo, cuyo argumento es la historia de los infantes de Lara y su sangrienta muerte; después El conde Fernán González, en la cual aparece el famoso héroe nacional castellano, celebrado ya en la epopeya del siglo XIV, y los dos, cuyo protagonista es Bernardo del Carpio, á saber El casamiento en la muerte y Las mocedades de Bernardo del Carpio, se ajustan estrechamente á antiguos romances, que se conservan, cuyas palabras se copian á veces en ellos.

Indicaremos ahora el orden y sucesión de sus escenas para facilitar su cotejo con el drama de Corneille . Los conocidos y populares romances del Cid son el fundamento de Las mocedades, y en parte se han entretejido en el diálogo con grande habilidad.

Entre los monjes había sabios filósofos y teólogos y no pocos que habían militado con gloria en sus mocedades antes de retirarse del mundo. Estos enseñaban indistintamente las artes de la paz y de la guerra; cuanto a la sazón se sabía.

Supongamos, porque estamos rodeadas de misterios, y los misterios no deben sorprendernos, que ese joven es hijo del duque de Osuna, que bien pudiera ser; dicen que el duque en sus mocedades ha sido muy galanteador. Pues por eso digo que peor: ¡un bastardo! Ni mi padre ni yo querríamos semejante enlace. ¿Ni aun interesándome yo por él?

En Las mocedades del duque de Osuna constituyen su argumento los galanteos licenciosos y otros rasgos de orgullo y osadía de un joven magnate español, pintados, á la verdad, con singular animación dramática.

La casilla, en opinión de don Paco, tenía que estar desierta. ¿Quién había encendido luz y estaba en la casilla? ¿Sería el alma en pena del viejo guarda, que tenía fama de haber sido más que travieso en sus mocedades y hasta bandolero acogido a indulto? Don Paco se armó de valor y se dirigió a averiguarlo, contento de tropezar con una aventura que de sus desventuras le distrajese.

JERÓNIMO CÁNCER sobresale en particular por su talento cómico y por su fecundo ingenio, habiendo vivido en la corte de Felipe IV atendido y considerado por todos. Sus obras burlescas, Mocedades del Cid y La muerte de Baldovinos, son de una gracia incomparable y de las mejores de esta clase que posee el teatro español.

La segunda parte de Las mocedades, que refiere las demás aventuras de la juventud del Cid, y los sucesos enlazados con ellas, como el asesinato del rey Don Sancho delante de Zamora, etc., se asemeja á la primera por el interés que excita, pero no en sus bellezas poéticas aisladas.

Ferragut había alcanzado á conocer en su pueblo muchos viejos que en sus mocedades fueron esclavos en Argel. Las ancianas cantaban aún romances de cautivas en las noches de invierno y hablaban con pavor de los bergantines berberiscos. Los ladrones del mar tenían pacto con el demonio, que les avisaba las buenas ocasiones.