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Tampoco debemos sorprendernos de hallar en muchas construcciones de los siglos XIV y XV la amalgama de los dos artes gótico y sarraceno.

No puedo ir con niebla por entre esos rompientes. Pero al menos estaríamos en seguridad, en el caso en que los aduaneros bajasen para sorprendernos; y, ¡por Cristo! no podrían aproximarse a la tartana entre esos peñascos y esas olas. Haz poner el puente. El gitano, sonriendo, hizo un gesto negativo que aterró al fraile.

Surgen como un elemento ciego y fatal, sin que los desanime la destrucción. Hombres y peces son sus contrarios; nada les inquieta y bogan sin cesar. Esto no debe sorprendernos, puesto que mientras navegan se aman, y cuanto más mueren, más producen y se multiplican sin detener su marcha.

El poeta no se ha propuesto conmovernos ni sorprendernos mucho: es un juego agradable en la dorada y verde Arcadia, con su cielo de azul purísimo; lo trágico, que se encuentra en ella, nos conmueve sólo á la ligera, y se pierde, como por magia, en dulces cantos, acompañados de un arpa melancólica.

Habíamos acabado esta operación, cuando se presentaron media docena de moros, sarnosos, desharrapados, armados con fusiles antiguos. Habían pensado, sin duda, sorprendernos; pero al vernos en mayor número y también armados, se manifestaron como amigos. Les propusimos cambiarles un rifle por dos corderos y ellos aceptaron.

Pero lo cierto es que los contemporáneos del poeta no se escandalizaban de asistir á la representación de sus obras; que el mismo autor pertenecía á una orden monacal; que profesaba principios rígidos y severos; que existía una censura vigilante, á cuyo examen se sometían todos los escritos que habían de darse á la prensa, y que el cargo de censor estuvo siempre desempeñado por eclesiásticos, por lo cual no puede menos de sorprendernos, al leer en una de las licencias expedidas para la publicación de las obras de Tirso de Molina, «que nada se contiene en ellas que se oponga á las buenas costumbres ni comprendan ningún ejemplo pernicioso para la enseñanza de la juventudEs de presumir, á pesar de esto, que algunos escrúpulos hubo de sentir el poeta fraile, allá en los repliegues de su conciencia, cuando sólo con nombre fingido permitió que circulasen sus comedias, publicando otras muchas obras suyas con el verdadero.

Debajo de su americana blanca, traía una blusa de lana azul igual á la de Dougall y debajo del pantalón, otro de la misma tela que la blusa. En seguida sacó del bolsillo una boina bordada de rojo y un par de zapatos. ¡Vamos! vivo... ¡Desnúdate! ¿No podrán sorprendernos? No, no vendrá nadie, si el vigilante se ha marchado realmente. ¿Pero cómo me quito la cadena? ¡Espera!

La Naturaleza así hostigada es terriblemente inventora; por lo tanto, no debe sorprendernos si aquellos pobres encarcelados, ahogándose bajo el techo de su casita han hallado mil aparejos, mil géneros de válvulas que les alivian un tanto.

Por favor, Carmen, sólo tres líneas, para sacarme la curiosidad de lo que ha pensado ahora, sobre la vuelta de José Luis... De pronto se arrepintió de haber venido ese día. Tengo miedo, murmuró, ella podría aparecer, sorprendernos... Oye, creo que ha entrado alguien; están hablando. Se levantaron, pero Carmen oprimiendo contra su pecho el diario abierto.

Hubo un momento en que Amaury sintió vehementes deseos de retroceder y de decirle a Magdalena a través de la puerta de su cuarto: ¡No salgas, Magdalena! Tu padre vela y podría venir a sorprendernos... Pero en aquel momento se apagó la luz del doctor y apareció en la escalinata una sombra que después de estar inmóvil un momento se deslizó hasta el jardín.