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¿No quieres revelar su nombre? Sin embargo, de todos modos lo sabré, continuó el médico con una mirada llena de confianza, cual si el destino lo hubiera decretado así. No lleva ninguna letra infamante bordada en su traje, como ; pero yo la leeré en su corazón. Pero no temas por él.

Al levantar la tapa de un cofre y extraer de su interior una tela de seda teñida de azafrán y toda bordada de arabescos multicolores, un intenso perfume se difundió en el ambiente, como si acabara de abrirse alguna ventana hacia especioso vergel, todo maduro de aromas.

"¿Véis esa mujer con la divisa bordada?" decían á los extraños. "Es nuestra Ester, la Ester de nuestra población, tan compasiva con los pobres, tan servicial con los enfermos, tan consoladora para los afligidos." Cierto es que entonces la propensión de la naturaleza humana á referir lo malo cuando se trata de otro, les impelía también á contar en voz baja el escándalo de otros tiempos.

Era un guerrero de gran talla y fornido cuerpo, con yelmo y armadura negros y escudo sin divisa, pues prohibían tenerla los estatutos de la orden teutónica á que pertenecía. Flotaba á su espalda amplio manto blanco que tenía bordada en su centro la cruz negra orillada de plata de aquella orden.

Bueno fuera, exclamó la más cariavinagrada de aquellas viejas, que despojásemos á Madama Ester de su hermoso traje, y en vez de esa letra roja tan primorosamente bordada, le claváramos una hecha de un pedazo de esta franela que uso para mi reumatismo.

Contome varias anécdotas de los allemani, que exhalaban todas un fuerte aroma del desierto, y sobre todo guardaban cabal armonía con la siniestra casa: habló de cómo Ingomar había muerto algunos osos terribles, cuyas pieles cubrían su cama; de cómo cazaba gamos, de cuya piel hermosamente adornada y bordada por su esposa, se vestía; de cómo había muerto a varios indios y de cómo él mismo estuvo una vez a punto de seguir la misma suerte.

Su adversario no podía batirse con el kepis puesto; su color amarillento y la cifra de la Legión bordada más arriba de la visera le daban una visualidad inadmisible. Su uniforme era también una preocupación para Toledo, que se esforzó por suprimir en él todos los detalles vistosos.

Entre la primera y la segunda hay colgado un zapatito auténtico de una dama del siglo XVIII. Es de tafilete rosa, con la punta agudísima y con el tacón altísimo de madera, aforrado en piel; tiene la cara bordada al realce, con seda blanca.

Pero aquella criatura de alma viciosa sabía representar su papel como una gran artista, y hasta el mismo don Benito, que no comulgaba fácilmente con ruedas de molino, estaba rendido aquella noche ante ella, al verla desfallecida sobre un sofá, con la pollera de su riquísimo vestido de surah ligeramente recogida, dejando ver su pie, admirablemente calzado, y la garganta de su pierna cubierta por una media de seda bordada.

Las paredes, las pintan: los techos, que son de madera, los tallan con mucha labor, como las paredes de afuera: por todos los rincones hay vasos de porcelana, y los grifos de bronce con las alas abiertas, y pantallas de seda bordada, con marcos de bambú.