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Actualizado: 15 de junio de 2025


Y se hundió en el agua, que silbó como cuando mojan un hierro caliente. Loppi se tendió en la yerba, como herido de un rayo. Cuando se levantó, no tenía en la cabeza el sombrero de plumas, ni llevaba al brazo el manto de armiño, ni vestía la casaca bordada de colores. El camino era oscuro, y matorral, como antes. Membrillos empolvados y pinos enfermos eran la única arboleda.

Debajo de su americana blanca, traía una blusa de lana azul igual á la de Dougall y debajo del pantalón, otro de la misma tela que la blusa. En seguida sacó del bolsillo una boina bordada de rojo y un par de zapatos. ¡Vamos! vivo... ¡Desnúdate! ¿No podrán sorprendernos? No, no vendrá nadie, si el vigilante se ha marchado realmente. ¿Pero cómo me quito la cadena? ¡Espera!

En la procesión solemne salía ésta con traje de raso blanco, cubierto de finísimas blondas valencianas, banda bordada de piedras preciosas, cinturón y cetro de oro, arracadas y gargantilla de perlas. Todas echaban, como se dice, la casa por la ventana y llevaban un caudal encima.

Pero allí quedó la letra bordada brillando como una joya perdida que algún malhadado viajero podría recoger, para verse después perseguido quizá por extraños sueños de crimen, abatimiento del corazón é infortunio sin igual.

Pero desde el siglo XII acá, la Caaba ha debido sufrir grandes alteraciones, porque leemos en la obra de Batissier, ya anteriormente citada, que su actual figura es la de un cubo trapezoide; que la cubre un velo negro sujeto con anillos de bronce fijos en el subasamento; que su techumbre está interiormente sostenida en dos columnas y oculta con un velo de seda color de rosa; que la alumbran infinitas lámparas de oro, y que cubre su puerta una cortina bordada de oro y plata.

Asistió á la fiesta de Santiago, y en lugar del doblon que se daba de ofrenda, dió una cruz y dos candeleros de plata dorados con óvalos de oro y esmalte rojo: tres urnas y aguamaniles de plata dorados, y una casulla de raso bordada, todo muy precioso y de mucho valor, dice Bravo, mas tolerante que nosotros con el gusto artístico de aquel tiempo.

El propio Zeli se llevó a Lescoët, que no daba señales de vida. Ahora dijo Kernok , un buen emplasto de pólvora de cañón y de vinagre sobre esos rasguños, y mañana no tendrá nada. Después, dirigiéndose al timonel: Corre una buena bordada al SO.; si se ve una vela, avísame. Y descendió a su cámara para reunirse con Melia. ...Ese tumulto espantoso, esa fiebre devoradora... es el amor...

Cubríale la cabeza un gorro de terciopelo negro, raído; la sotana bordada de zurcidos, pardeaba de puro vieja, y las mangas de la chaqueta que vestía debajo de la sotana relucían con el brillo triste del paño muy rozado.

Subía un repecho y don Fermín veía los bajos irisados de chillona bayeta que mostraba sin miedo Petra, más algo de la muy bordada falda blanca y de una media de seda calada, refinada coquetería que quitaba propiedad al traje y por lo mismo le daba picante atractivo. ¡Qué calor, don Fermín! decía la rubia, enjugando el sudor de la frente con pañuelo de batista barata.

Pues con decirte que estos seis retratos le costaron a mi padre cuarenta duros y el hospedaje del pintor, que todavía se consideraba rumbosamente pagado, te digo cuanto hay que decir sobre el mérito de su pincel. Y este señor del pelucón y casaca bordada, ¿quién es? preguntó Nieves.

Palabra del Dia

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