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Hoy, al reconocer que fueron sueño, reconozco también la vanidad de tales satisfacciones, aun cuando sean reales. El sabio lo ha dicho: que ni la carrera es de los ligeros, ni la guerra de los fuertes, ni el pan de los sabios, ni las riquezas de los doctos, ni la gracia de los artífices; sino el tiempo y la casualidad en todo. De mis victorias y de mis triunfos no debo, pues, jactarme.

Otra vez volvió a rodar el mísero por los sitios más hediondos de la capital. Algún alma caritativa, que por casualidad se enteraba de su estado, socorríale indirectamente, porque Juan se estremecía a la idea de pedir limosna.

Habrá quizás extrañado que la Nueva Revista de Buenos Aires haya guardado silencio sobre su último libro, tanto más cuanto que ¡rara casualidad! a pesar de ser el señor Cané conocidísimo entre nosotros, jamás lo ha sido, puede decirse, sino de vista por el que esto escribe.

Sorege se sentó á horcajadas en una banqueta, de modo que el calor y la claridad de la chimenea le diesen en la espalda y dijo con admirable tranquilidad á Tragomer, que, estupefacto, se había sentado al lado suyo: Figúrate que estando en San Francisco con M. Harvey y sus hijos, la casualidad me hizo encontrar á una antigua amiga á la que no había visto en tres ó cuatro años y que estaba corriendo el mundo en busca de fortuna...

Lo singular y plausible es que mi padre es otro hombre cuando está en casa de Pepita. Ni por casualidad se le escapa una sola frase, un solo chiste de estos que prodiga tanto en otros lugares. En casa de Pepita es mi padre el propio comedimiento. Cada día parece además más prendado de ella y con mayores esperanzas del triunfo. Sigue mi padre contentísimo de como discípulo de equitación.

En un pueblo de trabajo, de ideales, de ciencia y de arte, la mendicidad es un tumor repugnante, como también es criminosa la existencia del noble juego de la Lotería. Pero nosotros encendemos luminarias a la diosa Casualidad, convencidos de que vivir del esfuerzo personal es una utopía. Un mendigo vive mejor que un pequeño covachuelista, y de sobra más holgadamente que un obrero.

Lucrecia, según sus cartas a Alejandro, no estaba resentida con él por las disposiciones testamentarias de sus hermanos mayores. Lo conceptuaba natural: los había disgustado a todos por una calaverada que por casualidad le había salido bien. Lo conocía al fin, y se complacía en confesarlo.

En Filipinas, donde no se conoce esa monstruosidad del corazón, tampoco se conoce el que un ser quede abandonado en el mundo. Hasay fué recogida por unas vecinas de su madre, y aunque con trabajos, llegó á los seis años, en que una casualidad hizo la conociese Doña Luisa, excelente y buenísima mujer, que en los veinticinco años que llevaba de país, no había olvidado la hidalguía castellana.

No qué instinto tenemos las madres, algunas quiero decir. En ciertos casos no nos equivocamos; somos infalibles como el Papa». La esposa que Barbarita proponía a su hijo era Jacinta, su prima, la tercera de las hijas de Gumersindo Arnaiz. ¡Y qué casualidad!

Casualidad sería; pero al sentarse quedó fuera de la fimbria de su bata medio piececito primorosamente calzado con una babucha de raso, muy escotada, sobre una media de seda azul con rayas blancas.