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Lucía, cavilando sobre las causas de aquella poco menos que completa ruptura de relaciones, llegó á temer que Doña Blanca hubiese averiguado los amores de Clara con D. Carlos de Atienza, la presencia de éste en la ciudad y la entrada y protección con que contaba en su casa.

La primera necedad Dicen que no es de temer, Sino las que van tras ella, Pretendiendo deshacella. 95 Los padres obedecer Es mandamiento de Dios. DO

Necesario es temer, por ejemplo, que ciudades cuyo nombre fué un glorioso símbolo en América; que tuvieron a Moreno, a Rivadavia, a Sarmiento; que llevaron la iniciativa de una inmortal Revolución; ciudades que hicieron dilatarse por toda la extensión de un continente, como en el armonioso desenvolvimiento de las ondas concéntricas que levanta el golpe de la piedra sobre el agua dormida, la gloria de sus héroes y la palabra de sus tribunos, puedan determinar en Sidón, en Tiro, en Cartago.

La práctica facilita el trabajo, al par que las virtudes del bien y de la moralidad se aunan bajo la morada en que se podrán llorar ausencias, mas no temer la venida del correo y la cesantía, y con ella quizás el mendigar el pan ó volver á su nativo suelo enervadas las fuerzas por una laboriosa aclimatación, ó muerta la fe ante una larga serie de sacrificios olvidados.

ELECTRA. ¿Y nada debo temer de las dos personas que...? Ya sabe usted que se creen con autoridad... MARQU

Se callaría el agonizante, dejando á sus amigos, los Terreròla ú otros, el encargo de vengarle. Y Batiste no sabía qué temer más, si la justicia de la ciudad ó la de la huerta. Empezaba á caer la tarde, cuando el herido, despreciando las protestas y ruegos de las dos mujeres, saltó de su camón. Se ahogaba; su cuerpo de atleta, habituado á la fatiga, no podía resistir tantas horas de inmovilidad.

«No le haría gracia que don Víctor los encontrase a tales horas en el parque, dentro del cenador solos y a la luz de las estrellas...». Pero esto que pensó se guardó de decirlo. Salió de la glorieta hablando en voz alta, pero no muy alta, aparentando no temer al ruido, pero temiéndolo.

Eso : tenía el genio fuerte y no consentía la más pequeña falta; pero su mucho rigor nos obligaba a quererle más, porque el capitán que se hace temer por severo, si a la severidad acompaña la justicia, infunde respeto, y, por último, se conquista el cariño de la gente. También puede decirse que otro más caballero y más generoso que D. Dionisio Alcalá Galiano no ha nacido en el mundo.

Me recomienda Vd. que piense en lo inestable, en lo inseguro de nuestra existencia, y en lo que hay más allá. Pero esta consideración y esta meditación ni me atemorizan ni me arredran. ¿Cómo he de temer la muerte cuando deseo morir? El amor y la muerte son hermanos.

¿Cuándo te vas? ¿Mañana? No podré ir a decirte adiós.... ¿Te vas a caballo? ¡Cuidado, niño! Mira que esos animalitos hacen de las suyas el mejor día. Pero, en fin, si sales tan jinete como tu padre, no hay que temer por .... Cuando llegué a mi casa, a eso de las siete, me entregaron una carta del señor Fernández: «Mañana, decía a las seis en punto irá por usted mi caballerango.