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Currita puso en el plato el albaricoque ya mondado, lavóse las puntitas de los dedos en el enjuagador de rico cristal de Venecia que tenía delante, y mirando las gotitas de agua que se desprendían de sus rosadas uñitas, dijo ingenuamente: ¡Pues claro está!... Llevará algún ayuda de cámara...

COMPOTA DE MANZANA. Se hace como la anterior, pero se suprime el vino y la canela, poniendo en su lugar corteza de limón. COMPOTAS DE MELOCOTÓN Y ALBARICOQUE. Como la de manzana, quitando el limón.

ALBARICOQUE MOLDEADO. Se pesa la misma cantidad de azúcar que de albaricoques; se les quitan los huesos y la piel, y cortados a trozos se ponen a hervir a la vez que el azúcar, y cuando está a punto, se saca a moldes y se deja enfriar.

MIL HOJAS. Se hace un hojaldre fino, se extiende con el rollo y con un frutero grande de cristal se cortan unas cuantas circunferencias iguales, y en unas latas se meten al horno por separado; una vez doradas se dejan enfriar y se coloca una capa, que se rellena con pasta de ciruela, cereza, grosella, albaricoque, o lo que más guste; se pone otra capa y se rellena de crema, otra de fruta, otra de Chantilly, y así sucesivamente, se rodea de merengue y se cubre con una mermelada con frutas confitadas.

Vamos a contarlos: son veintitrés. Ahora se pone encima un papel, ¿estás? Primero se mete en medio la cajita de plumas con las cuentas dentro, para que no se corran los huesos de albaricoque... ¡Ajajá! Venga otro papel. Veme dando ahora las cajas de fósforos; dos, dos... dos... dos. ¿Ves? Se cubre todo y así no se pueden rodar.

A 200 ó 300 metros mas arriba, en las planicies montuosas y quebradas, los campos están cubiertos de legumbres, cereales, granos y hortalizas de todas clases, y árboles frutales en mucha abundancia, como el manzano, el peral, el albaricoque y el ciruelo.

En aquellos largos días de verano, D. Francisco, que no podía leer ni trabajar ni ocuparse en nada, se hubiera aburrido de lo lindo, si no tuviese el recurso de jugar con su hija a revolver, ordenar y distribuir cosillas. «Ángel decía después de dormir su siesta , tráete las cajitas y nos entretendremos». Los dos en Gasparini, sin testigos, se pasaban toda la tarde sentados en el suelo, sacando los objetos y clasificándolos, para volver a guardarlos después con mucho cuidado. «Algunas de estas cosas servirán todavía decía el economista . Pongamos los huesos de albaricoque juntitos aquí.

Aparte se hace almíbar a punto de caramelo, se mueve mucho, se acerca al fuego, y sin dejar de mover, para que no se pegue, se hace hervir unos veinte minutos a fuego suave, hasta que esté a punto. PASTA DE ALBARICOQUE. Se quita el hueso a los albaricoques y se hace lo mismo en todo que la fórmula anterior.

No se les ocultaba que su tía sabía hacer guardar los respetos debidos a la entidad de Jáuregui, presente siempre en la casa por ficción mental, de que era símbolo el feo retrato que en el gabinete estaba. Hablaban del tiempo, de lo mal que se vivía en Toledo, de que el viento se había llevado toda la flor del albaricoque, y de otras zarandajas, honrando sin melindres el buen almuerzo.

MERMELADA DE ALBARICOQUE. Se pesa el azúcar en la misma proporción que los albaricoques; se pelan y cortan a trozos, y en un perol se pone una capa de fruta, otra de azúcar y así sucesivamente, dejándolo un día entero; después se acerca al fuego, y sin dejar de mover, para que no se pegue, se hace hervir hasta que tome punto.