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Cuanto al vestir, los hombres se ciñen por la cintura una faja de que cuelgan muchas plumas pendientes alrededor y en el resto desnudos: otros se ponen sobre todo eso una corona de plumas en la cabeza; y algunas naciones traen una como capa larga de cueros de venado, que llaman Queyapi, para defenderse de las inclemencias, y desde el cuello hasta abajo cuelgan una cinta emplumada sobre dicha capa.

9 Visitas la tierra, y desde que la has hecho desear mucho, la enriqueces con el Río de Dios lleno de aguas; preparas el grano de ellos, porque así la ordenaste. 12 Destilan sobre las habitaciones del desierto; y los collados se ciñen de alegría. 13 Se visten los llanos de ovejas, y los valles se cubren de grano; dan voces de júbilo, y aun cantan. 1 Al Vencedor: Canción de Alabanza.

Aquellas portadas de una porcion de archivoltas concéntricas, de molduras grandemente rehundidas, formando arco abocinado, y revestidas de dientes de sierra, de puntas de diamante, de zig-zags, de graciosos pometados y de menudísima follagería que deja modestamente campear las líneas sin encubrirlas; aquellos capitelitos en forma de dados, aquellos lisos y sencillos fustes que son como la prolongacion misma de los gruesos resaltos ó molduras de la archivolta; aquellos cordones ó funículos que á manera de collarines ciñen los fustes por debajo de los capitelillos, sin interrumpirse de una á otra esbelta columnilla; aquellas lindas repisas, todas trabajosamente esculpidas con caras, ó figurillas, ó follage, que suelen ser el sosten de otros capitelillos intermedios que forman con los de las columnas una faja contínua y apretada de preciosos dados; finalmente, aquellos rústicos tejaroces que coronan las antiguas portadas, y cuyos caprichosos y variados canes, á veces de espantables monstruos, á veces de lisas y toscas molduras horizontales, casi nunca caen simétricamente sobre las puertas: todos estos son caractéres inequívocos del mas puro gusto bizantino segun se practicó en España desde los tiempos de los sucesores de Carlomagno hasta fines del siglo XIII. Pero son sumamente equívocos en toda Andalucía, dominada y aleccionada por las gentes de levante, primero en el siglo VI por el vergonzoso pacto de Athanagildo, luego desde el VIII en adelante por el gran desastre de que fué causa la sensualidad de D. Rodrigo.

La noche, pues, del Jueves Santo, después de haber oído un fervorosísimo sermón de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, se visten un hábito acomodado á la tristeza de aquel santo tiempo; y para imitar al Redentor penando, llevan algunos á cuestas cruces muy pesadas; otros se ciñen de agudas espinas la cabeza; quién atadas atrás la manos, va arrastrado por tierra; quién derecho con los brazos extendidos en forma de cruz, los más se azotan ásperamente con terribles disciplinas; cierra la procesión una tropa de niños que de dos en dos llevan los instrumentos de la Pasión del Señor.

Al norte la ciñen y dominan los complicados contrafuertes de la Sierra-Nevada, y al occidente se destacan mil eminencias que erizan todo el terreno, en dirección á Cádiz, por la línea de la Sierra de Ronda, donde se encuentran las mas sorprendentes formaciones geológicas, así como notables curiosidades sociales. Ronda tiene la fama de ser una pequeña ciudad muy curiosa, en la provincia de Málaga.

La tierra es allí tan generosa y feraz, que no puede imaginarse el sinnúmero de flores y la masa de verdura que ciñen las márgenes de los arroyos, esparciendo grato y campestre aroma. Campanillas, mosquetas, violetas moradas y blancas, lirios y margaritas abren allí sus cálices y lucen su hermosura.

El principal encanto de las caricias de Cristeta consistía en que no permitían precisar dónde acababa el amor puro y dónde empezaba la sensualidad. Tenía los enlaces perezosos y movimientos lánguidos con que ciertos animales mitológicos, mitad mujeres, mitad serpientes, se ciñen a los troncos de árbol; pero al mismo tiempo sus miradas permanecían limpias y exentas de lascivia.

En suma, pues, el adelanto y progreso moral de Filipinas es inevitable, es fatal. Las Islas no pueden continuar en el estado en que están, sin recabar de la Metrópoli más libertades. Mutatis, mutandis. A nuevos hombres, nuevo estado social. Querer que continúen en sus pañales, es exponerse á que el pretendido niño se vuelva contra su nodriza y huya desgarrando los viejos trapos que le ciñen.

Y, creyendo esto bien y firmemente, alzó la voz, y, dando un gran suspiro, dijo: ¡Oh , quienquiera que seas, que tanto bien me has pronosticado!, ruégote que pidas de mi parte al sabio encantador que mis cosas tiene a cargo, que no me deje perecer en esta prisión donde agora me llevan, hasta ver cumplidas tan alegres e incomparables promesas como son las que aquí se me han hecho; que, como esto sea, tendré por gloria las penas de mi cárcel, y por alivio estas cadenas que me ciñen, y no por duro campo de batalla este lecho en que me acuestan, sino por cama blanda y tálamo dichoso.

Los nombres de las señoras más lindas y elegantes se me borran de la memoria no bien tomo la pluma, y sólo decir que me gustan, lo cual es muy sujetivo, sin atinar a describir los trajes que llevan, los diamantes que fulguran en sus cabezas airosas, las perlas que ciñen lascivas sus desnudas gargantas, y todo aquello, en suma, que las determina y diferencia.