United States or Peru ? Vote for the TOP Country of the Week !


Situada entre los repliegues de una cordillera, en valle pintoresco y dilatado, circundada de risueñas colinas y de montes altísimos, Villaverde, como la isla de Calipso, goza de una constante primavera. No agotan calores estivales la mullida grama de sus dehesas, ni los vientos glaciales del Citlaltépetl marchitan la exuberante lozanía de sus florestas.

Las musas me llaman, la fábula griega me distrae, los bosques de la isla de Calipso me hablan de amor; veo flores, mujeres, altares profanos; huelo perfumes embriagadores; diviso florestas, cuyas sombras parecen ocultar misterios lascivos; oigo á lo léjos un ruido que me intranquiliza, que me seduce; pero que me seduce como nos seduce una maga ó una circe.

La bella arlesiana había perdido ya las esperanzas y la paciencia. Nadie le escribía de Corfú; no sabía noticias de su amante ni de su hijo; el doctor, ocupado en cosas más importantes, ni siquiera le había dado el pésame por la muerte de su marido. Comenzaba a dudar del señor de Villanera y se comparaba a Calipso, a Medea, a la rubia Ariadna y a todas las abandonadas de la fábula.

¡Ah, ingrato! susurró Butrón Corro a traértelo. Y de nuevo se fue como había venido, de puntillas, sonriendo a todos, haciendo muchos ademanes para que nadie se incomodara, y dejando al tío Frasquito estupefacto... ¡Oh!, pues lo que es a él no se la pegaban... ¿Currita a las cuatro en casa de Butrón y avisando antes a Jacobo?... Algo gordo sucedía cuando el prudente Mentor, el joven Telémaco y la invulnerable Calipso se avistaban en secreto, con la extraña circunstancia de acudir la dama a casa del caballero, y no los caballeros al palacio de la dama, como parecían dictar las más elementales leyes de la galantería.

Ora nos codea el steward, sonriéndonos con malicia porque nos muestra suspendida del brazo la Calipso a quien ha consignado todos los chelines escamotados en la navegacion, y porque en vez de la humilde servilleta, esa blanca y prosáica librea del comedor flotante, ostenta una levita azul de botones amarillos ó blancos, la cachucha del doméstico marino y el estrecho corbatín del dandy.

Butrón estaba, sin embargo, en la misma ignorancia, y el mismo pensamiento y los mismos interesados deseos traíanle en busca de la invulnerable Calipso. La repentina marcha de Jacobo habíale alarmado, temiendo que ocultase tras de ella algún enredo que perjudicase a sus trabajos políticos, y fingiéndose enterado de lo que deseaba saber, proponíase arrancar con maña a la dama el hilo del ovillo.

Jacobo no se hizo repetir el aviso, y cinco días después el joven Telémaco y el sabio Mentor se presentaban en el boudoir es decir, abordaban a las playas de la isla de Ogigia, retiro encantador de la invulnerable Calipso... La escena debió de ser conmovedora; mas ninguna ninfa hizo traición a la diosa, revelando lo que oyó o pudo ver en la misteriosa gruta, e ignórase al presente cómo llegaron los tres personajes a la perfecta avenencia que todo Madrid pudo observar desde entonces entre ellos.

De aquí las patrañas o mitos de las hadas y encantadoras como Circe y Calipso, que convertían a los hombres en bestias; la ginecocracia, esto es, el imperio de la mujer, establecido en muchas partes, como en el país de las Amazonas y en la Arabia Feliz; y el omnímodo influjo, ora funesto, ora útil, que ejercieron algunas damas en los varones más crudos y valerosos, como Onfale en Hércules, Dálila en Sansón, Betzabé en David, Egeria en Numa, y Judit en Holofernes.

Si tratáredes de ladrones, yo os diré la historia de Caco, que la de coro; si de mujeres rameras, ahí está el obispo de Mondoñedo, que os prestará a Lamia, Laida y Flora, cuya anotación os dará gran crédito; si de crueles, Ovidio os entregará a Medea; si de encantadores y hechiceras, Homero tiene a Calipso, y Virgilio a Circe; si de capitanes valerosos, el mesmo Julio César os prestará a mismo en sus Comentarios, y Plutarco os dará mil Alejandros.

Todo aquello es dulcemente sombrío, y el viajero que pasa como una exhalacion en alas del vapor, se imagina ver la isla de Calipso, con su primavera eterna, ó un huerto aéreo que la mano de una hada misteriosa va mostrando tras del lente mágico, cual un cosmorama inasible y movedizo. ¡Qué bosque aquel!