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No hay para qué decir que la pluma debía de estar muy aburrida; pues suponiendo un alma en han delicado, aéreo y flexible cuerpo, la consecuencia es que esta alma no podía vivir contenta en el corral descrito.

Pero la ciudad, sintiendo la atraccion del rio y su valle, ha derramado en cierto modo sus edificios y sus extravagantes callejuelas sobre uno de los flancos de la colina peninsular, y descolgándose así por medio de un barrio suspendido sobre el abismo, casi aéreo, en que cada casa parece un relieve del peñasco calizo, el barrio del Auge, Friburgo ha llegado al fin, asentada sobre su roca y con la cabeza en las colinas secundarias, á sentar un pié sobre las playas del Sarina; creando así el barrio moderno y de la industria, la Villa-nueva.

Se apoderaban de la llave de las bóvedas y entraban en este lugar misterioso, al que únicamente subían los obreros de tarde en tarde. La catedral era fea y vulgar vista desde arriba. En sus primeros tiempos habían quedado las bóvedas de piedra al descubierto, sin más remate que una calada barandilla de aéreo aspecto.

Todos los vagos ensueños de amor, todas las palabras dulces, todos los regalos del alma se ofrecieron de repente a su fantasía, no ya cifrados en un ser ideal y aéreo, creación imaginaria, sino aplicados y consagrados al amor de una persona real y llena de vida, cuyas excelentes prendas se complacía en reconocer y cuyo afecto hacia ella adulaba su orgullo.

Por el contrario, un movimiento violento bastaría para que se introdujese en su carne lo mismo que una navaja de afeitar, como había dicho el profesor hembra. Las tripulantes del lagarto aéreo tiraron ligeramente de este hilo metálico, y Gillespie, comprendiendo el aviso, dió el primer paso. Ningún obstáculo terrestre se oponía á su marcha.

El trajecito de la niña, por el contrario, se distinguía por cierto corte y adornos caprichosos, mejor dicho, fantásticos, que servían para realzar una especie de encanto aéreo que desde muy temprano empezó á notarse en la criaturita, la que también daba muestras de una seriedad profunda. Ya hablaremos de esto más adelante.

Y se ponía a inspeccionar por los cristales si alguna embarcación cruzaba entonces hacia El Moral, hasta que, amedrentada por la obscuridad de fuera y ofuscada por la claridad de adentro, concluía por asustarse de tanta iluminación y empezaba a apagar las luces apresuradamente. Don Mariano llamaba a aquel gabinete ligero y aéreo la jaula de María.

Nada mas grandioso que ese monumento de cúpula fulgurante, que brilla al rayo del sol como una inmensa joya suspendida en el éter. Al mirarla se siente uno lleno de admiracion por la grandiosa sencillez que le quiso dar el genio oriental ó morisco. Aquel arcángel aéreo de bronce dorado que corona la cúpula y gira como una veleta, tiene no qué de celeste que provoca á escalar la altura para hundir la mirada alternativamente en el cielo y en el mar de casas resplandecientes y de campiñas admirables que las rodean. La torre, perfectamente cuadrada en su parte morisca hasta una altura muy considerable, fué terminada mucho tiempo después de la conquista, y por desgracia con un estilo del todo diferente. Así, hasta la región de las campanas se ve la civilización del árabe, rematando su obra la arquitectura refinada del Renacimiento. La elevación total de la Giralda es de 364 piés, siendo por lo mismo la mas elevada que existe en España. El cuerpo de la torre tiene 50 piés por lado.

Suicidio de Isidora Isidora no ponía atención en las cariñosas palabras de D. José. Sintió en su cerebro una impresión extraña, como el rastro aéreo de inmensa caída desde la altura a los más hondos términos que el pensamiento puede concebir. ¡Y qué manera tan rara de ver el mundo y las cosas todas que están debajo del cielo, y aun, si se quiere, el cielo mismo! Cambio general.

Gillespie encontraba cada vez más interesante este desfile aéreo; pero de pronto, como si obedeciesen á una orden, todos los fulgores se extinguieron á un tiempo. En vano aguardó pacientemente. Parecía que los insectos luminosos se hubiesen enterado de su presencia al tocar con algunos de sus rayos la cabeza que surgía curiosa sobre los matorrales.