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En el convento de San José, Catalina Dávila, presa de súbito arrobamiento, habíase levantado varios palmos del suelo al leer una anotación de mano de Teresa de Jesús, en los Morales de San Gregorio.

El encasillamiento bautismal establece las diferencias individuales en la vasta edición humana que hace la Naturaleza. Anotados al nacer, el resto de nuestra vida no es más que una serie de anotaciones. Nuestras relaciones con las demás personas bautizadas, con el Estado, con la Iglesia, con el registro de la propiedad, con la policía, etc., es una anotación continua.

El singular aire de abandono que no engaña en un buque, llamó nuestra atención, y disminuímos la marcha observándolo. Al fin desprendimos una chalupa; abordo no se halló a nadie, y todo estaba también en perfecto orden. Pero la última anotación del diario databa de cuatro días atrás, de modo que no sentimos mayor impresión. Aún nos reímos un poco de las famosas desapariciones súbitas.

Se anota a las personas al nacer, al obligarse entre , al pagar los impuestos, o al no pagarlos porque de todo hay, al casarse, al reproducirse y al morir. Es una anotación constante, desde la cuna al sepulcro. Por último se inscribe el nombre en la losa de la tumba, con una serie de adjetivos encomiásticos que dicen, no lo que el difunto fué en vida, sino lo que debiera haber sido.

Si tratáredes de ladrones, yo os diré la historia de Caco, que la de coro; si de mujeres rameras, ahí está el obispo de Mondoñedo, que os prestará a Lamia, Laida y Flora, cuya anotación os dará gran crédito; si de crueles, Ovidio os entregará a Medea; si de encantadores y hechiceras, Homero tiene a Calipso, y Virgilio a Circe; si de capitanes valerosos, el mesmo Julio César os prestará a mismo en sus Comentarios, y Plutarco os dará mil Alejandros.

En fin, la suerte me deparó uno, que, diciéndole mi deseo y poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio, y, leyendo un poco en él, se comenzó a reír. Preguntéle yo que de qué se reía, y respondióme que de una cosa que tenía aquel libro escrita en el margen por anotación.

»En lo que toca el poner anotaciones al fin del libro, seguramente lo podéis hacer desta manera: si nombráis algún gigante en vuestro libro, hacelde que sea el gigante Golías, y con sólo esto, que os costará casi nada, tenéis una grande anotación, pues podéis poner: El gigante Golías, o Goliat, fue un filisteo a quien el pastor David mató de una gran pedrada en el valle de Terebinto, según se cuenta en el Libro de los Reyes, en el capítulo que vos halláredes que se escribe.

Tras esto, para mostraros hombre erudito en letras humanas y cosmógrafo, haced de modo como en vuestra historia se nombre el río Tajo, y veréisos luego con otra famosa anotación, poniendo: El río Tajo fue así dicho por un rey de las Españas; tiene su nacimiento en tal lugar y muere en el mar océano, besando los muros de la famosa ciudad de Lisboa; y es opinión que tiene las arenas de oro, etc.

Lo que anotó el 17 de Septiembre refleja las impresiones que de momento sentí al marcar la estrella polar, corroborándolo segunda anotación hecha el 30 del mismo mes de Septiembre en iguales términos: «En anocheciendo, las agujas noruestean una cuarta, y en amaneciendo están con la estrella justo: por lo cual parece que la estrella hace movimiento como las otras estrellas, y las agujas piden siempre la verdad

Y yo tengo por evidente que este tonillo, otros de la misma laya, el ronquido en que suelen salir engarzados los vocablos en algunos lugares, y no pocas otras singularidades prosódicas, son intransmisibles por escrito, a no inventarse una anotación musical, adaptada para conseguirlo con muy sutil arte.