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Bien, hija; si ya te he dicho que no voy. Es que lo dices así, en un tonillo de manso cordero..., como si fuese una tontada mía... No, querida, no. Lo hago con mucho gusto, puesto que me lo ordenas... No, yo no te lo ordeno.. Si quieres, vas, y si no, te quedas. Imagino que, en el fondo, de quien estaba descontenta era de misma.

En cierta ocasión, estando las dos planchando las enaguas de una muñeca, la cruel muchacha le dijo con cierto tonillo de burla: Si tanto me quieres, ¿a que no eres capaz de ponerte por esta plancha en un brazo? María levantó con decisión la manga del vestido y aplicó la plancha encendida al brazo, ocasionándose una horrible quemadura.

Y cuando con más calor hablaba Andresito de sus tormentos amorosos, la niña le interrumpió, diciéndole con su tonillo bromista, como quien accede a tomar parte en un juego: Bueno; seremos novios... pero ¡por Dios! que nada sepa la mamá. El Carnaval de aquel año fue muy alegre para la familia de doña Manuela. Las niñas se divirtieron.

Sobresaltóse Candido del tonillo con que acompañó esta pregunta, y no se atrevió á decir que fuese su muger, porque verdaderamente no lo era; ni ménos que fuese su hermana, porque no lo era tampoco; puesto que esta mentira oficiosa era muy freqüentemente usada do los antiguos: pero el alma de Candido era tan pura que no pudo desmentir la verdad.

Desde el negocio de Teresa estás deshonrado dijo Alcántara. Siempre va la desgracia con la hermosura apuntó con tonillo irónico Ramoncito. ¿También , Ramón? exclamó con afectado asombro Cobo . Vamos, llegó el momento de que los pájaros tiren a las escopetas. Pues, señores, confieso mi debilidad. No puedo estar al lado de esa chica sin ponerme malo dijo León Guzmán.

El señor Juan Claudio oyó la fresca voz de Luisa que daba órdenes en un tonillo decidido que le sorprendió: ¡Vamos, vamos, Katel! decía , acabemos pronto; la hora de cenar se acerca, y nuestras gentes deben tener apetito. ¡Sin tomar nada desde las seis de la mañana y batiéndose constantemente! No les hagamos esperar. ¡Pronto, pronto! Lesselé, muévase usted; traiga la sal, la pimienta...

La saeta debía de ir envenenada, porque observé que Villa se inmutó un poco. Las palabras de Joaquinita fueron pronunciadas en un tonillo sarcástico que ocultaba gran irritación. Vaya, ya tenemos a la castañera picada. La dejo, no sea que me muerda. Después que se alejó, la plática recayó sobre él. Joaquinita, dominándose sincera o disimuladamente, me hizo grandes elogios de su carácter y corazón.

Y a la tal preguntita, que había venido a ser tan frecuente como el pestañear, el que estaba de turno contestaba Chí, dando a esta sílaba un tonillo de pronunciación infantil. El Chí se lo había enseñado Juanito aquella noche, lo mismo que el decir, también en estilo mimoso, ¿me quieles?, y otras tonterías y chiquilladas empalagosas, dichas de la manera más grave del mundo.

Vamos, conteste usted dijo Salomé con un tonillo que indicaba grandes deseos de oír un disparate. Diga, hermana exclamó con la nariz la devota. Yo ... contestó Clara después de una pausa larga en que trató de dominar su turbación ... Yo ... les diré á ustedes ... soy ... una mujer.

Y en efecto, tan pronto como me determiné a quedar en aquel cuarto, llamó otra vez a la doméstica y comenzó a dictar una serie de disposiciones respecto al aseo del pavimento, a la cama, al lavabo, etc., en un tonillo despótico, que no dejó de causarme gracia por venir de tan microscópica persona.