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Don Pedro, al entrar Don Enrique con el puñal, siente un horror indecible que no puede disimular; le acomete una especie de locura, y expresa con palabras claras el terrible presentimiento que lo preocupa; después dominándose, levanta á su hermano y lo estrecha en sus brazos. Mientras tanto el fugitivo Don Tello cae en manos de la servidumbre del Infante.

Dominándose al cabo el Comendador, contestó á su sobrina: Mal puedo acordarme y mal puedo haber olvidado á esta señorita, á quien nunca he visto. Á quien he conocido y tratado mucho es á su señor padre; y también, á pesar de la vida retirada y austera que siempre ha hecho, tuve el gusto de tratar y ser amigo de mi señora Doña Blanca Roldán. ¿Cómo está su señora madre de V., señorita?

Blanca se mordió los labios; pero, dominándose y con un semblante lleno de aparente placidez, tomó al fin el libro y lo puso sobre una pequeña mesa de felpa que tenía al lado. Sabe que usted es el más orgulloso de mis amigos me dijo, con un tono resuelto. Yo, ¿por qué?

Adriana, sintiéndose a punto de abrazar llorando a su tío, furtivamente se retiró a su cuarto, sin advertir que Muñoz la seguía. Cuando de pronto se vio sola con él, tuvo, azorada, la tentación de huir. Dominándose, fingió que había entrado a su habitación para buscar algo en la mesita de luz. Pero él, acercándose, le enlazó la cintura. Adriana, pálida de susto, se defendió.

, yo soy Amparo me contestó dominándose y sonriendo tristemente; yo soy su protegida de usted. Y calló, me indicó el sofá, y fue a sentarse junto a él en un sillón. Seguimos guardando silencio por algún tiempo. Yo la contemplaba con asombro. Quisiera poder describirla. Pero es imposible.

¡Excelente amigo! exclamaba Villamelón . Ahora mismo voy a contestarle dándole las gracias... Currita abrió la boca con un gesto de ira como para decirle algo, y dominándose repentinamente, la volvió a cerrar, diciendo a poco con su suavidad acostumbrada: Pues mira... mándame la carta y le pondré yo cuatro letras; así me ahorro de escribirle largo...

Veinte minutos después se presentó de nuevo con un paquete entre las manos. Aquí tienes las cartas dijo con aparente tranquilidad. Su voz estaba alterada. Una palidez densa cubría su semblante. Clementina le dirigió una penetrante mirada de curiosidad donde se pintaba asimismo la inquietud. Pero dominándose le dijo con naturalidad: Muchas gracias, Mundo.

El único que seguía como estaba, paseando o fumando, con las manos en los bolsillos, era Miguel. El general se descubría al entrar, y con afectada amabilidad, daba las buenas noches. ¿Cómo siguen VV., señores? Al ver a Miguel en actitud un poco displicente, fruncía levemente las cejas; pero dominándose en seguida, se apresuraba a saludarle; Miguel le estrechaba la mano sin ceremonia.

¡Ah! ¡Confiesa usted!... fue lo único que pudo decir en el primer momento de confusión, sin poner mientes en la oportunidad de la pregunta; pero en seguida, dominándose: ¿Usted también confiesa? repitió, manteniendo el artificio que tan buen resultado le había producido. ¿A quién debo creer ahora? ¿Compiten los dos en generosidad hasta ese punto? ¿Cada uno se acusa para salvar al otro? ¡Noble competencia!

Sintió gran algazara, paróse maquinalmente y tuvo intenciones de entrar. "No dijo dominándose no entraré." Y al mismo tiempo dió un paso hacia la puerta. Sin embargo, atracción fatal le arrastraba hacia aquel recinto, abismo de sus primeras y más bellas ilusiones. Los sonidos que allí dentro se oían retumbaban en su cerebro como ecos infernales de singular fascinación.