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Don Tello es uno de los invitados á estas bodas, en las cuales se halla también Leonor; pero mientras todos se abandonan al júbilo y á la alegría, y Don Rodrigo manifiesta su gratitud á su noble huésped, por el honor que le dispensa, entran en la casa armados los servidores de Don Tello y roban á la novia.

Don Tello sale, pues, desterrado, pero el Rey se pone también en camino para llegar á su palacio antes de romper el día. El poeta ha intercalado aquí una escena extraña, pero muy conforme con las tradiciones que corrían acerca del Rey Don Pedro.

Alonso de Burgos para el obispado vacante de Cuenca, y para el obispado de Córdoba á D. Tello de Buendia, varon insigne en virtud y letras, que prestó grandes servicios á la Iglesia y al Estado, y reconcilió con los reyes al indómito arzobispo de Toledo D. Alonso Carrillo.

Clara no parece mirar con malos ojos á su fogoso amante, pero la voluntad del gran Maestre y sus esponsales anteriores con D. Tello la obligan al fin á casarse con éste. El desventurado Macías es atacado de una especie de delirio; las endechas de su amor sin esperanza son celebradas en todo el país, y hasta el día de hoy dura la frase de enamorado como Macías.

Tirso repite este chiste en El Vergonzoso, verso 1235 y sigs. Clás. Cast., pág. 147. fingido trato. Cf. Covarrubias: "trato doble, engaño disfrazado." Verso que aparece como dicho por Tello en Parte XXI. Corrección de la Suelta. "Este Emperador de las Españas era muy justiciero, e de como vedava los males e los tuertos en su tierra, puédese entender en esta razon que diremos aqui.

El esposo de Clara siente nacer en su alma rabiosos celos, y el gran Maestre exhorta al trovador á renunciar á su loca pasión; pero él persiste en ella tenazmente, y hasta se aventura á penetrar en el aposento de su amada, en donde es sorprendido por Don Tello y preso de orden del gran Maestre.

, Don Tello; Que lo que deseabas Te he mostrado cuerpo á cuerpo Parando tu vanidad, Porque veas que eres menos Que el clérigo y el cantor Que maté, acaso riñendo Con más aliento que , Para que sepas que puedo Hacer hombre con la espada Lo que Rey con el respeto. Yo lo confieso.

Deje Elvira los cabellos Y reciba sus favores. Salen DON TELLO y criados; JUANA, LEONOR y villanos. D. TELL. ¿Dónde fué mi hermana? JUANA. Entró Por la novia. SANCHO. Señor mío. D. TELL. Sancho. SANCHO. Fuera desvarío Querer daros gracias yo, Con mi rudo entendimiento, Desta merced. D. TELL. ¿Dónde está Vuestro suegro? NU

Deja que pase algún día, Que llegar, ver y vencer No se entiende con amor, Aunque César de amor seas. D. TELL. ¿Es posible que seas Mi hermana? FELIC. ¡Tanto rigor Con una pobre aldeana! Llaman. ELVIRA. Señora, doleos de mi. FELIC. Tello, si hoy no dijo , Podrá decirlo mañana. Ten paciencia, que es crueldad Que los dos no descanséis. Descansad, y volveréis A la batalla.

SANCHO. Tu padre dice que ya Tiene la palabra dada A un criado de don Tello: ¡Mira qué estrañas mudanzas! ELVIRA. No en balde mis esperanzas Colgaba amor de un cabello. ¿Que mi padre me ha casado, Sancho, con hombre escudero? Hoy pierdo la vida, hoy muero. Vivid, mi dulce cuidado; Que yo me daré la muerte. SANCHO. Paso, que me burlo, Elvira.