United States or Nauru ? Vote for the TOP Country of the Week !


Esta nominacion de los reyes se hacia por peticion ó súplica, hasta que Adriano VI concedió al emperador Carlos V la facultad de nombrar los obispos. Ad regias preces dabat Papa Episcopos. Al año de tomar posesion del obispado D. Tello de Buendia, falleció, y fué sepultado en el quinto nicho del sepulcro de los cinco obispos que fabricó D. Leopoldo de Austria.

En la casa de D. Enrique vive también una dama joven llamada Clara, que, desde el primer instante, inspira á Macías la pasión más viva. El enamorado se informa del objeto de su pasión de un caballero de la corte, y oye de sus labios la respuesta siguiente: Doña Clara es mi prometida, la prometida de D. Tello.

REY. ¡Ah, hidalgo! Oíd. CELIO. ¿Qué me queréis? REY. Advertid A don Tello que he llegado De Castilla y quiero hablalle. CELIO. Y ¿quién diré que sois? REY. Yo. CELIO. ¿No tenéis más nombre? REY. No. CELIO. ¿Yo no más, y con buen talle? Puesto me habéis en cuidado. Yo voy a decir que Yo Está a la puerta. Vase. ENR. Ya entró. CONDE. Temo que responda airado, Y era mejor declararte.

Vase el REY y los caballeros. PELAYO. ¡Hola! Tomélos. SANCHO. ¿Dineros? PELAYO. Y en cantidad. SANCHO. ¡Ay, mi Elvira! Mi ventura Se cifra en este papel, Que pienso que llevo en él Libranza de tu hermosura. Vanse, y sale DON TELLO y CELIO. CELIO. Como me mandaste, fuí A saber de aquel villano, Y aunque lo negaba Nuño, Me lo dijo amenazado: No está en el valle, que ha días Que anda ausente.

Sancho amenaza a don Tello contándole que ha derribado el álamo más fuerte y orgulloso de la alameda: símbolo que recuerda aquel de que se sirve el abad de San Ponce de Tomeras para abrir los ojos al rey don Ramiro el Monje, el de la campana de Huesca. Sobre esta leyenda, véase Menéndez y Pelayo, Ob. de Lope, VIII, XLV y sigs.

Los datos aislados que ofrecemos de cada una de ellas, serán naturalmente muy compendiosos, más bien con el objeto de dar á conocer al lector, en general, ciertos argumentos manejados por Lope, que la forma dramática que los caracteriza. Este libro se acabó de imprimir en Madrid, en casa de Manuel Tello, el día 31 de Agosto del año de 1886.

SANCHO. La tuya, invicto señor, A Tello en Galicia , Para que, como era justo, Me diese mi prenda amada. Leída y no respetada, Causóle mortal disgusto; Y no sólo no volvió, Señor, la prenda que digo, Pero con nuevo castigo El porte della me dió; Que a y a este labrador Nos trataron de tal suerte Que fué escapar de la muerte Dicha y milagro, señor.

REY. ¿Tenéis vos alguna queja? PELAYO. , señor, deste rocín. REY. Digo que os cause cuidado. PELAYO. Hambre tengo: si hay cocina Por acá... REY. ¿Nada os inclina De cuanto aquí veis colgado, Que a vuestra casa llevéis? PELAYO. No hay allá donde ponello: Enviádselo a don Tello, Que tien desto cuatro u seis. REY. ¡Qué gracioso labrador! ¿Qué sois allá en vuestra tierra?

PELAYO. Esta es Antona de Cueto, Hija de Pero Miguel De Cueto, de quien fué agüelo Nuño de Cueto, y su tío Martín Cueto, morganero Del lugar, gente muy nobre; Tuvo dos tías que fueron Brujas, pero ha muchos años, Y tuvo un sobrino tuerto, El primero que sembró Nabos en Galicia. REY. Bueno Está aquesto por ahora. Caballeros, descansemos, Para que a la tarde vamos A visitar a don Tello.

Don Tello confiesa que son verdaderos los cargos que se le hacen, pero cree, sin embargo, inspirado por su antiguo orgullo, que un hombre de su importancia no puede ser castigado por tan ligeras faltas. En este momento se presenta Rodrigo, que, desde su entrevista con el Rey, sólo respira venganza; acomete á Don Tello y comienzan á pelear.