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CAP. VIII. Como partimos de Aute. Otro Dia figuiente partimos de Aute, i caminamos todo el dia, hafta llegar donde Yo havia eftado. Fue el camino en eftremo trabajofo, porque ni los Caballos baftaban

Y sabido es también, cómo fué allí descubierto su sexo y vuelta á España en 1624, donde la fama de sus hechos y extraña historia, se divulgó bien pronto, llamando la atención de todos, alcanzando tanto renombre, que en 1625, el rey Felipe IV le mandó dar 800 escudos en premio de su valor y el título de alférez, y el papa Urbano VIII le concedió especial permiso para que durante su vida usase, como hasta allí lo había hecho, el traje masculino.

En este año tomó posesion del obispado de Córdoba D. Iñigo Manrique, confirmado por Inocencio VIII despues de ciertas tentativas que hizo para recuperar la facultad de nombrar de que su antecesor habia hecho renuncia.

CAP. VIII. En que trata del ser y virtudes de Inca Yupanqui, é de cómo, apartado que fué de sus compañeros, se puso en oracion; é cómo tuvo, segun dicen los autores, revelacion del cielo; é cómo fué favorescido y dió batalla á Uscovilca y le prendió y mató en ella, y de otros casos y cosas que acaecieron.

Ninguna utilidad producía al poeta la impresión de sus obras, puesto que perdía sus derechos de propiedad al venderla para el teatro, según consta claramente de los tomos VII y VIII de las comedias de Lope, á los cuales precede un privilegio en favor del librero Francisco de Ávila, para la impresión de 24 piezas que había comprado á los directores de teatro . Tal es, sin duda, la causa de que la mayor parte de los poetas españoles no se hayan cuidado de publicar sus obras dramáticas, juntamente con la opinión dominante en aquella época, de que los dramas se escribían para la escena, no para leerlos.

Si se observa la catedral, se recuerda á su fundador Abderraman, lo mismo que al reparar en el famoso puente del Guadalquivir, obra del siglo VIII. Y si se tiende la vista sobre la multitud de iglesias y conventos que pueblan la ciudad, y sobre las sombrías arcadas de la Plaza-Mayor, se reconoce el genio español que ha presidido á los destinos del país desde los tiempos de la reconquista en el siglo XIII. Donde quiera algo del sello de cuatro civilizaciones sucesivas modificando mas ó ménos profundamente la fisonomía social.

Los hechos históricos de los casamientos y divorcios del Rey Enrique VIII, eran tan conocidos para como lo son para todo niño inglés del Reino Unido que haya llegado al cuarto grado. Sin embargo, algún motivo debía haber tenido Blair, ciertamente, para haber puesto esta extraña rima en su testamento; tal vez era la clave de algo, ¿pero de qué sería?

Por respeto al saber de los hebreos españoles, don Alfonso VIII, llamado el Bueno, les concedió en el fuero de Cuenca derechos de ciudadanía, conformes al uso, en aquella edad, é igualándolos en todo á los cristianos.

Tomo VII. La segunda casaca. El grande Oriente. Tomo VIII. El 7 de Julio y los cien mil hijos de San Luis; 13 pesetas. Tomo IX. El Terror de 1824 y un voluntario realista; 14 pesetas. Tomo X y último. Los Apostólicos y un faccioso; 15 pesetas. =PONSON DU TERRAIL.= El Herrero del convento; 2 tomos 8.º, de 336 y 434 páginas, 3 pesetas.

En el prólogo á El pastor de Filida, de Montalvo, ofrece Mayans y Ciscar un abundante catálogo de novelas pastoriles de esta especie, pertenecientes las más al siglo XVII: Valencia, 1792, pág. 62. V. á Dieze zum Velazquez, pág. 376, y El tesoro de los poetas españoles épicos, por D. Eugenio de Ochoa: París, 1840, pág. 26. Lingard, History of England, V. VIII.