United States or Egypt ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Para qué hora piensan salir? Yo voy a ir a despertarlo. Será, señor, si no hace un paseo más largo... ¿Qué paseo? El galope con la «Pampita»... La «Pampita»... la «Pampita»... repetían Lorenzo y Ricardo. En el momento en que Lorenzo abría la puerta para salir al corredor, llegaba Baldomero con el mate en la mano. ¡Vaya, don Lorenzo, así me gusta! Ya ve: lavado y listo. ¿Y los compañeros?

De su amor recibiste tu primer amor: ¿eres quien ahora pones en su mano un puñal? Si tu padre cae en la bancarota, vas á vivir infamado: ¿eres quien quiere que se mate para evitar tu infamia? ¿Eres quien crees que tu egoismo vale más que la vida del que te ha consagrado su existencia? ¡Pero oye aún!

Este es el clavo, mi señor don Alejandro; éste es mi mate día y noche. ¿Cuál es nuestro delito? Sépale yo, sépale mi hijo, para la debida reparación, eso es; porque de otro modo, ¿de qué vale el buen deseo, caray? ¿de qué la voluntad mejor dispuesta? De nada, mi señor don Alejandro, de nada, ¡caray! de nada.

»Las facciones han perdido su regularidad y su gracia; la tez, todavía plagada de manchas rojizas, quedará para siempre llena de hoyos, y por algo que no explicarte, pues no entiendo lo que dicen los médicos, la cara se le ha quedado algo contraída y como atirantada; en las mejillas y alrededor de los labios es donde tiene más viruelas; los ojos apenas dan idea de lo que fueron: la viveza y expresión que tenían se ha convertido en una mirada amortiguada y mate: no hay brillo en sus pupilas, y casi estoy por decirte que su dulce melancolía contribuye a que sea mayor la compasión que inspira: parece que en los ojos se le refleja la amargura del alma.

¡Así se empieza!... respondió Baldomero, riéndose, y agregó: ¿Pero ya llegamos y sabe que el mate me anda retozando entre las tripas?... En la puerta del hotel esperaba Garona, cuya silueta se proyectaba en la acera a favor del farol colgado en el zaguán, como la de una bordalesa que tuviese encima una fuente enorme; de tal modo eran anchas las alas de su chambergo criollo.

Y nosotros, dijo el alcalde, llorando con una voz conmovida pero resuelta, y dirigiéndose al concurso que escuchaba enternecido; nosotros allí mismo hemos jurado no permitir jamás, aun a costa de nuestras vidas, que se mate a nadie: no digo a un inocente, pero ni a un criminal, ni a un salteador, ni a un asesino.

Las estrellas tenían una claridad inmensa, y el ojo se detenía extasiado ante su rápido y fugitivo fulgor. Los recuerdos venían y el sueño se alejaba... El guía se me acercó y me dijo: ¿No puede dormir, señor? No, pero no lo siento. La noche está muy linda. ¿Por qué no toma un mate y hace hablar a don Salvador? Es un viejo que conoce medio mundo y sabe más que Licurgo.

Lloraba; lloraba silenciosamente, sin estremecimientos ni hipos de dolor, como si su llanto fuese una función natural largamente contrariada. Por fin se abría paso la desesperación, adormecida toda la tarde, engañada por los momentos de olvido voluptuoso. Y las lágrimas sucedían a las lágrimas, trazando luminosas tortuosidades sobre el fondo mate de su cutis.

Mira, estoy tan cierto de ello, que ya no debes temer que me mate.... No quiero morir, porque que es la ley de las cosas que un día vengas a , y ese día que llegará quiero estar aún en el mundo para abrirte así los brazos.

Melchor, que acababa con el mate que tenía en la mano, se lo dio a Ramona, diciéndole: No me más. La conversación continuó anticipando comentarios sobre las fiestas proyectadas para festejar el cumpleaños de Melchor, postergado hasta el domingo, con el objeto de poder darle todo el esplendor que, según Baldomero, merecía.