United States or Belize ? Vote for the TOP Country of the Week !


Que no se hizo esperar mucho, porque precisamente le estaba retozando a Nieves en los labios y en los ojos y en todo el cuerpo, vuelta a su ordinaria tranquilidad mucho antes de que diera fin el pintoresco discurso de su padre. ¡Valiente caso! dijo echándose a reír de todas veras. ¿Por ahí le tomas? exclamó su padre muy gozoso también, aunque no poco sorprendido.

Alguna vez, retozando, la admiración y el deseo que rebosaban del alma habían salido a los ojos; se detenía, quedaba inerte; la contemplaba con mirada húmeda y anhelante, y estaba a punto de flaquear y rendirse a pedirle humildemente un beso de su fresca boca; mas al instante, el temor muy fundado de asustarla y perder su confianza le obligaba a seguir representando el papel de joven aturdido y bromista.

La de San Juan, sobre todo, había en toda España estrepitosa algazara, encendiéndose hogueras y luminarias en todas las alturas, según una antigua costumbre; resonaban por todas partes voces de júbilo, y en aldeas y ciudades hormigueaban alegres grupos que se solazaban bailando, cantando y retozando, ó discurriendo callados y entregándose á la alegría y libertad universal de esta noche.

Centenares de casitas ambulantes, sobre ruedas, tiradas por caballos en las horas de baños, yacen allí á disposicion de los amigos de la hidroterapia; y multitud de gentes, particularmente mujeres y niños, vagan por el ancho cascajal, recogiendo conchas, plantas ó piedras curiosas, ó retozando con las olas de la marea que sube sacudiendo sus crespos torrentes espumosos, que parecen inmensas serpientes de plata enroscadas en interminable sucesion.

Andaban éstos en pandillas retozando por la romería, riendo, gritando, sin querer tomar parte en los bailes, como si otra vez tuviesen gana de gresca. En medio del campo, en el espacio más abierto, se había formado una gran danza, los hombres á un lado, las mujeres á otro, unos y otros cogidos por el dedo meñique. Cantaban una antigua balada asturiana.

Los animales selváticos, agenos todavía del temor que debiera inspirarles la presencia del hombre, léjos de ponerse en salvo cuando le ven por la primera vez, parecen mas bien salir á su encuentro como atraidos por la curiosidad: así es que en aquellos lugares, por donde quiera que pasa el viagero, descubre las manadas errantes de javalíes, de ciervos, de gran-bestias, á par de las tropas de monos de diversas especies , que andan retozando alegres sobre los árboles, y se detienen un momento llenos de admiracion, para brincar y hacer en seguida las muecas y contorciones mas estrañas y risibles; miéntras que en todos los bosques resuena constantemente la algazara de los pájaros de variados tamaños y colores.

Entre los compatriotas de esa alegre Megera se distinguian por sus extravagancias un ministro presbiteriano y otro anglicano en ciernes. El primero, largo de dos metros y medio, seco y cadavérico y lleno de manías, andaba siempre con una Biblia en hebreo, dando consejos, hablando solo, haciendo extrañas gesticulaciones, y retozando con los niños de algunas señoras.

Clara sentada en un diván tenía al niño en sus brazos mientras aquél a su lado se esforzaba en hacer reír al pequeñuelo retozando con él. El criado se presentó. Una señora pregunta por los señoritos. ¿Quién es? ¿Ha dado su nombre? No, señor. Ha dicho que es de confianza y quiere darles una sorpresa. Tristán quedó un momento vacilante.

En su infancia, prolongada por la inocencia y la radiante salud, no cabían más placeres que correr por las alamedas que a León rodean, brincar con regocijo, cual pudiera adolescente ninfa retozando por los valles helenos.

Al llegar aquí monsieur Sans-délai, traté de reprimir una carcajada que me andaba retozando ya hacía rato en el cuerpo, y si mi educación logró sofocar mi inoportuna jovialidad, no fue bastante a impedir que se asomase a mis labios una suave sonrisa de asombro y de lástima que sus planes ejecutivos me sacaban al rostro mal de mi grado. Permitidme Mr.