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Montevideo es un gran centro de cultura intelectual, y la instrucción pública está tan bien diseminada que no queda lugar en la república que no goce de su fructífero beneficio. A principios de marzo de 1919 se hizo efectiva una nueva constitución que divide los poderes ejecutivos entre el presidente y un consejo de nueve personas, las cuales substituyen a los antiguos ministros.

Los que debieran ser rocas De corazones impíos Á los embates, ¿qué oponen, Siendo culpa lo indeciso, Á riesgos amenazados Temores ejecutivos? Sabiendo que á nuestro padre Prometió Dios que á sus hijos No faltaría el sustento, ¿Incurren en un delito Tan grande como el pensar Que pueda lo que Dios dijo Faltar? Con el fervor echa llama Por los ojos.

Al llegar aquí monsieur Sans-délai, traté de reprimir una carcajada que me andaba retozando ya hacía rato en el cuerpo, y si mi educación logró sofocar mi inoportuna jovialidad, no fue bastante a impedir que se asomase a mis labios una suave sonrisa de asombro y de lástima que sus planes ejecutivos me sacaban al rostro mal de mi grado. Permitidme Mr.

A veces suele haber jueces de éstos que lo son de por vida y que dejan una memoria respetada. Pero la conciencia de estos medios ejecutivos y lo arbitrario de las penas forman ideas en el pueblo sobre el poder de la autoridad, que más tarde viene a producir sus efectos.

El 15 de septiembre de 1892, le dirigió una carta al general Máximo Gómez, invitándolo a que aceptara la investidura de encargado supremo del ramo de la guerra, a que «ayudara a organizar dentro y fuera de la isla, el Ejército Libertador que había de poner a Cuba, y a Puerto Rico con ella, en condiciones de realizar con métodos ejecutivos y espíritu republicano su deseo manifiesto y legítimo de independencia». En dicha carta invitaba al generalísimo, a ese nuevo sacrificio, en momentos en que no tenía más remuneración que ofrecerle según sus palabras «que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres»; invitación a la que el general Gómez contestó aceptando, en noble y generosa carta, y a la que Martí correspondió, yendo a visitarlo en Santo Domingo, la República hermana por la gloria y el martirio.