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Distinguía perfectamente su arrogante silueta en el cuadro luminoso del balcón, entre las otras figuras negras que iban y venían curiosas y alborozadas por el inesperado arribo. Se aproximaron al balcón. Puestos de pie tocaban los hierros del antepecho, y el barbero, erguido en la proa, buscaba el punto más fuerte para amarrar la barca.

Quedó inmóvil ante la cama, con aspecto tímido, cohibido por aquellas cabezas greñudas, mascarones de dolor y miseria, que convergían en ellos sus miradas curiosas. ¿Cómo estás? preguntó en voz queda.

Un juego en que dos señores se sentaban frente a frente, durante largo espacio de tiempo, sin proferir palabra y sin mover apenas las curiosas piezas de madera que entre tenían, y que se prestaban de manera tan admirable para jugar a los soldaditos; un juego así, repito, me parecía más apropósito para muertos que para vivos; y la contestación de Angustias fué convincente. ; continuó el ama.

Allí no hay tiempo para sentir el corazon, porque el bolsillo es todo. Ser Inglés negociante no es una manera de ser moral; es apenas una operacion de aritmética, formulada por una cabeza, un par de brazos, otro de piernas, etc. Southampton es una bella ciudad. Carece de monumentos, porque es casi nueva, pero tiene varias iglesias de estilo gótico normando algo curiosas.

El mozo era por su traza un andalucito muy agraciado, si bien con un no qué de peregrino, que borraba de su fisonomía, de su ademán y de sus movimientos toda huella de vulgaridad, dándole distinción y atrayendo hacia él las miradas curiosas de cuantos sujetos gustan de lo que no se tiene a todo pasto ni se encuentra al revolver de una esquina.

Descripciones que hacen de este edificio nuestros escritores antiguos, y algunas noticias curiosas sobre su distribucion interior. Es verdaderamente doloroso, que nuestros escritores no se hayan ocupado como debieran en describir este monumento.

Pienso que será necesario explicar las curiosas circunstancias que nos pusieron en contacto con Burton Blair, y describir los hechos misteriosos que se produjeron después que hicimos relación. Es tan notable esta historia desde el principio hasta el fin, que muchos de los que la lean se sentirán inclinados a dudar de mi veracidad.

Daban los nueve y la noche estaba profundamente oscura cuando llegábamos á la pequeña villa de Woerth, todavía distante una hora de la hacienda del Sr. B , y nos fué forzoso detenernos. Confieso que no lo sentí mucho, porque tuvimos ocasion de observar algunas escenas curiosas que nos dieron una ligera idea de algunas de las costumbres de las poblaciones semi-judáicas que habitan el canton.

En mis diversos viajes he podido visitar las bibliotecas nacionales y extranjeras más ricas en obras de esta especie; he tenido ocasión de llenar las lagunas que no habían podido colmar mis lecturas; he reconocido ciertas fuentes de la historia del teatro español, ignoradas por completo hasta ahora y no poco curiosas, y por último, merced á mi residencia en España, me he familiarizado con su literatura dramática y arte teatral moderno.

Todas las calles están surcadas por cañerías cubiertas que proveen las fuentes públicas de aguas abundantes y puras, y esas fuentes tienen todas cierto carácter que las hace muy curiosas, por las figuras de caballeros antiguos y animales feroces que representan.