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El roce de su traje producía en ellas un ruido continuo, rápido, parecido a la respiración jadeante de alguien que la siguiera; y presa de pueril temor, volvía a veces el rostro atrás, riéndose al convencerse de su ilusión.

Verdad es dijo don Celso riéndose . Me olvidaba de que esto es también estanco donde se venden los sellos de franqueo. Traiga usted uno por nuestra cuenta. Obedeció Cuarterola. Volvió con el sello; pególe a la carta Lépero, y al devolvérsela al tabernero, le dijo: Ahora veamos cuánto se le debe a usted por todo.

¡Jesús! exclamó asombrado fray Gabriel; pero en seguida se volvió a atar sus vencejos, sin añadir palabra. ¡Qué puntería! dijo María riéndose . Don Modesto, tómeme usted para artillero, cuando logre los cañones para su fuerte.

¡Ni que hablar!... ¡Si ya le he dicho que ha tenido miles de ocasiones!... mejorando lo presente; pero haga la diligencia, don Ricardo... ¡de menos nos hizo Dios! ¿Usted querría acompañarme?... Vea, don Ricardo, vaya solo, ¡que en cuestiones de mujeres... es como en punto a domar! dijo riéndose afablemente Baldomero ...¡entre dos no sacan caballo bueno! ¿Y quién podría acompañarme?

Es lo que yo digo algunas voces a mamá dijo Paulina un poco confusa por no ser de la opinión de su madre. Mamá, que me quiere mucho, sueña para con una situación brillante, y... con diez mil pesos de dote... no si... ¿Si conquistarás esa situación? acabó Francisca riéndose.

Ya ve usted cómo la cosa ha pasado sin mayores inconvenientes y que la señora no me ha maltratado mucho. Es que sabía que estaba usted sólidamente apoyada por retaguardia respondió el pintor riéndose . Yo estoy obligado a guardarle más consideraciones, eso lo sabe ella muy bien, y temo que la tempestad que no ha hecho más que asomar para usted, estalle sobre .

No se puede uno sustraer a los principios prosiguió él . Las conveniencias sociales, nena mía, son más fuertes que nosotros, y no puede uno estar riéndose de ellas mucho tiempo, porque a lo mejor viene el garrotazo, y hay que bajar la cabeza. Yo quisiera que te penetraras bien de esto... Nunca te he dicho nada; pero a veces, aquí mismo he sentido mi conciencia tan alborotada, que...

Y los gorriones, los pardillos y las calandrias, que huían de los chicos como del demonio cuando los veían en cuadrilla por los senderos, posábanse con la mayor confianza en los árboles inmediatos, y hasta se paseaban con sus saltadoras patitas frente á la puerta de la escuela, riéndose con escandalosos gorjeos de sus fieros enemigos al verlos enjaulados, bajo la amenaza de la caña, condenados á mirarlos de reojo, sin poder moverse y repitiendo un canto tan fastidioso y feo.

Desde su cabello castaño, cubierto por un sombrero impermeable de hombre, hasta los diminutos pies y tobillos sepultados en las cavidades de unos zapatos de colosal tamaño, todo era en ella gracioso; así apareció Magdalena riéndose de nosotros de la manera más alegre, franca y bonachona.

Todos los vecinos dijeron que Fermín era hijo del cura, quien dotó al ama con buenas peluconas. Francisco De Pas no era interesado; siempre había tenido intención de casarse con Paula, pero los vecinos le habían llenado el alma de sospechas y espinas, y él, creyendo que podía el cura estar riéndose de un licenciado, hizo lo que hizo.