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La hora mejor era la de misa, los domingos, cuando a la chica le tocase quedar guardando la casa, porque la aldea entonces estaba solitaria y la mayor parte de las casas cerradas. En la de Tomás, por hallarse un poco apartada, siempre quedaba alguno teniendo cuidado de ella, un domingo uno y otro domingo otro. D. Jaime esperó el turno de Rosa con impaciencia y disimulando sus intenciones.

Sus informes fueron precisos. La signora Talberg comía pocas veces en el hotel. Tenía unos amigos que ocupaban un piso amueblado en el barrio de Chiaia, y con ellos pasaba casi todo el día. Algunas veces ni siquiera venía á dormir... Y volvió á sentarse, guardando apretado en una mano el billete que había presentido con su imaginación.

Todo lo que había en casa muere; sólo quedamos vos y yo. ¡Bah! ¡bah! dijo Montiño guardando en los bolsillos de sus gregüescos la carta de su hermano , no nos aflijamos antes de tiempo; vuestro tío Pedro ha estado dos veces á la muerte, y una de ellas oleado y con el rostro cubierto. Pero á la tercera va la vencida dijo el joven. A la tercera...

Colgando de los brazos o en el fondo de dos bolsones de lienzo, llevaban las medias de lana burda y asfixiante, los calcetines ásperos que un puñal no podría atravesar. Es el capital de su familia; lo que la mujer y las hijas han hecho unas veces al sol, guardando las ovejas, y otras de noche, junto a los sarmientos humeantes de la cocina.

»¡Escúcheme dijo a mi esposo; escúcheme en nombre de la salvación de su alma! »E inclinando su cabeza al oído del Conde, le dijo algunas palabras que no pudimos entender. »Durante este tiempo el magistrado se acercó lentamente, aunque guardando una respetuosa distancia.

Al pobre Mario, poco diestro y menos aficionado a las polémicas, no se le ocurrió nada para combatir las teorías del presbítero. Las dio por buenas guardando silencio. Sintió malestar indecible y pesar de haber venido. Godofredo se apresuró a cambiar de conversación. Se habló de los amigos del café; le hizo mil preguntas acerca de él mismo, enterándose con vivo interés de su niño.

En el discurso de la cena preguntó don Juan a don Quijote qué nuevas tenía de la señora Dulcinea del Toboso: si se había casado, si estaba parida o preñada, o si, estando en su entereza, se acordaba -guardando su honestidad y buen decoro- de los amorosos pensamientos del señor don Quijote.

53 y salidos de los sepulcros, después de su resurrección, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 54 Y el centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente Hijo de Dios era éste.

La turgencia de los vasos capilares á la que sigue el calosfrío y el frio, produce despues un calor tanto mas vivo, cuanto mas violento ha sido el orgasmo sanguíneo, guardando relacion directa con la intensidad del calosfrío y del espasmo inicial.

¡Y me oirá! ¡si yo estoy con Dios... así!... repuso sonriendo al cerrar la mano con un enérgico gesto, y agregó: ¡Bueno, adiós! que tenemos los minutos contados; adiós... «mamita», adiós, Sofía; adiós, Carmencita; ¡hasta pronto, señor! dirigiéndose al viejo Fraga que salía del escritorio guardando el pañuelo entre el chaleco y su cuerpo, acaso porque no encontraba el bolsillo de su saco...