United States or Malawi ? Vote for the TOP Country of the Week !


Prefiero ir directa, francamente, a aquellas obras que señalan las fechas de vuestros más grandes triunfos: El Abate Constantín, La invasión, y desde luego, y sobre todo... miro si la bóveda de esta cúpula austera va a desplomarse en mi cabeza... sobre todo El señor y la señora Cardinal. »Pero habéis hecho obra de varón, señor, en otro de vuestros libros; habéis rehabilitado la virtud.

Distinguíase entre ellos, por su bizarro y marcial aspecto, don Fernando de Vergara, hijodalgo extremeño, capitán de gentileshombres lanzas; y contábase de él que entre las bellezas mexicanas no había dejado la reputación austera de monje benedictino.

En efecto, acababa de hablar la criada cuando apareció la señora Miguelina en el umbral llevando en una mano su libro de rezos y tocada con una austera capota negra.

Era el deán relativamente ilustrado, leía mucho, tenía fama de entender en cuadros antiguos, y sabía dar a sus sermones cierto tinte artístico que contrastaba con la austera sequedad de otros oradores sagrados. Claro está que con tales antecedentes fue el alma de la restauración.

De allí a pocos días partió Lázaro, y aunque alentado por sus esperanzas no dejó de darle mucho en qué pensar la visible contradicción existente entre los discretos consejos que acababa de escuchar y, la vida no muy austera de su tío, sin que acertase a comprender cómo siendo bueno lo que aconsejaba, no era completamente idéntico lo que practicaba.

¿De qué se admira V. tan desaforadamente? dijo el Comendador, pensando que el padre extrañaba que tan virtuosa y austera matrona hubiese nunca sucumbido á una mala tentación. ¿De qué me admiro?... Muchacho... ¿De qué me admiro?... Pues ¿te parece poco? Bien dicen... Vivir para ver... El demonio es el mismo demonio.

Contra el parecer de los médicos, murió el príncipe en los brazos de Doña Juana. Y sin embargo, esta señora era tan austera y esquiva, que no consentía que le vieran ni el rostro.

Pero permítame quedarme aquí una hora más. Y se sentó a mi mesa para preparar un trabajo que debía quedar terminado aquella mañana misma. No advertí cuándo salió de mi cuarto. Desapareció con tanto silencio que al despertarme parecíame haber soñado toda una historia austera y conmovedora cuya moraleja se dirigía a . Aquella misma mañana volvió.

Aquella belleza pálida y severa, de facciones regulares, de austera sencillez y de aspecto modesto y digno, era para él una novedad comparada con las muñecas de caritas sonrosadas y peinados estrepitosos, con aspecto atrevido o lánguido que había tratado hasta entonces y entre las cuales estaba comprendida irreverentemente la pobre Juana con su encanto de linda rubia.

Y como era hombre que entendía bien su interés y su conveniencia, pero que de almas sabía poco, jamás llegó a comprender ni a darse cuenta de las singulares transformaciones del alma de María Antonia, convertida de súbito de libre cortesana en austera penitente, y de austera penitente en algo a modo de vengadora y aterradora Furia.