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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Un hombre estaba a pocos pasos, contemplándolos con expresión confusa, como atraído allí por un impulso superior a la voluntad que le avergonzaba. El marido de Enriqueta conocía, como media nación, la austera cara de aquel señor ya entrado en años, hombre de sanos principios, gran defensor de la moral pública. ¡Dile que se vaya, Luis! gritó la enferma . ¿Qué hace ahí ese hombre?
Estaba unida a él por el interés común en favor de los hijos; por cierta gratitud al ver que su trabajo aseguraba la riqueza de sus descendientes. En el hijo mayor había concentrado toda la cantidad de amor de que era capaz su alma austera y orgullosa. Es un Torreroel: es mi hijo; mío solamente. No tiene nada de los Dupont.
Contaban que de muchacho había tenido amores con su prima Juana, aquella señora austera llamada por todos «la Papisa», que vivía como una monja y gozaba de enormes riquezas, regalándolas pródigamente en otros tiempos al pretendiente don Carlos, y ahora a las gentes eclesiásticas que la rodeaban.
Determinémonos, amiga del alma, a poner a Electra donde no vea ejemplos de liviandad, ni oiga ninguna palabra con dejos maliciosos... EVARISTA. Donde respire el ambiente de la virtud austera... PANTOJA. Donde no la trastorne el zumbido de los venenosos pretendientes sin pudor... En la crítica edad de la formación del carácter, debemos preservarla del mayor peligro, señora, del inmenso peligro...
Porque en Colon, respondí yo, lo mismo se halla la ciencia austera y convencida que nos demuestra una verdad, como la afortunada inspiracion del que inventa, como la idealidad poética del que adivina, como la hábil diligencia del que ejecuta, como la valentía del que pelea, como el instinto del que organiza.
Los piadosos sentimientos de los dos novios, junto con la austera educación que les dieron, hizo que su cariño fuese siempre puro y limpio, fundando la inalterable unión de sus corazones, no sobre los efímeros sentimientos de un atractivo puramente humano, sino sobre una fe común y la severa observancia de todas las virtudes que esta fe enseña.
El marido protestaba, intentando rebelarse. Pero las dos se indignaban contra él porque osaba interpretar estas diversiones inocentes de un modo ofensivo para su pudor. ¡Qué de disgustos proporcionaron las dos Marquesitas, como las llamaban en la ciudad, a la austera doña Elvira!... Mercedes, la soltera, se fugó con un inglés rico.
Yo dijo la mujer perfecta, después de una pausa en que miró al cielo fijamente como quien lee alguna cosa, yo pasé mi niñez en la austera casa de mis tíos, recibiendo de personas devotas la más ejemplar educación. Desde que tuve uso de razón aprendí á orar; mis primeras palabras fueron el rezo.
Frescos brillantes de Ziegler, suelos magníficos de mármol, cielos rasos preciosamente cincelados bajo la direccion de Derre; todo llama y provoca la materia; todo incita nuestros sentidos; todo es contra la poesía del templo, porque todo es contra la poesía del alma; sobre todo, contra la poesía austera y sublime de la Cruz.
En la enseñanza era lo mismo: aquel hombre de vida austera, correcta y arreglada, carecía de la noción del método como maestro.
Palabra del Dia
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