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Y dicho y hecho, empujó la puerta de la casa. En apretada haz penetramos todos en una larga sala iluminada únicamente por el rescoldo de un fuego que se extinguía en un rincón de la chimenea. La luz vacilante que aquel rescoldo despedía daba relieve al grotesco dibujo de las paredes extrañamente pintadas. Distinguíase una persona sentada en gran sillón de brazos junto al hogar.

Distinguíase particularmente en los papeles acomodados á su carácter independiente y varonil. Murió en 1691, llevando al sepulcro la sospecha de haber envenenado á su marido. Francisca Bezón, una de las más celebradas artistas de todos los tiempos, que figuraron en la escena española.

En el suelo, sobre viejas lonas, esparcíanse los más heterogéneos objetos: espadas con fundas de terciopelo que habían servido en los teatros, machetes cubanos, sables corvos de la Milicia Nacional, loza desportillada, saleros rotos, vasos de porcelana remendados con groseras lañas, viejas litografías de vidrios empolvados representando las desdichas de Atala o las hazañas de Hernán Cortés, lienzos embetunados, en cuya negrura distinguíase una pincelada roja que era una pierna, una mancha amarilla que era una calva.

Distinguíase entre ellos, por su bizarro y marcial aspecto, don Fernando de Vergara, hijodalgo extremeño, capitán de gentileshombres lanzas; y contábase de él que entre las bellezas mexicanas no había dejado la reputación austera de monje benedictino.

Estas noticias volaban por el colegio y se comentaban entre risa y algazara. Pero los demás profesores, sus compañeros, no se reían; estaban indignados. Distinguíase entre todos el cura D. Juan, a quien no le faltaba más que esto para aborrecer de muerte al heterodoxo naturalista.

Al pronto no vio nada, sino una gran oscuridad cortada en el fondo por un foco de luz brillantísimo, en cuyo centro estaba expuesto en la custodia el Santísimo Sacramento. Distinguíase al pie del altar una gran masa negra, y salía de ella a intervalos un suave clamor, lento y pausado, que parecía contestar a otra voz más enérgica y acentuada: Ora pro nobis!...

Sólo en el fallecimiento de los niños no tenían las lloronas misión que desempeñar. ¡Ya se ve! ¡Angelitos al cielo! Pero entre todas las plañidoras había una que era la categoría, el non plus ultra del género, y que sólo se dignaba asistir a entierro de virrey, de obispos o personajes muy encumbrados. Distinguíase con el título de la llorona del Viernes Santo.

Distinguíase, como pocos, por la facilidad de sus invenciones ingeniosas y originales; y en algunas de sus obras, siempre calculando su efecto con la mayor habilidad, hace gala de esa prenda poco común, desde el principio de la acción hasta su término.

Cuando tuvo para vivir sin ayuda de nadie, se retiró a su pueblo, donde vivió célibe, entre primas y sobrinos, más de treinta años, dedicado a la caza, a la gastronomía y a la lectura de novelas. Tenía ciertos hábitos de grandeza, y en su modo de hablar y de escribir distinguíase tanto de sus convecinos, que antes que lugareño parecía de lo más refinado y discreto de la corte.

Distinguíase poderosamente en el claro-obscuro y en el conocimiento de la anatomía, y todas sus producciones, por la manera especial de hacer y la rudeza de los rasgos, parece que retratan su carácter. De éste se ha escrito mucho, tachándosele, como ya dije, de violento y desabrido en extremo.