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Hemos sido compañeros de cuarto en Marmolejo hace unos tres meses, poco más o menos... cuando Gloria estaba allí tomando las aguas, ¿sabusté? Era el mismo hombre cínico y displicente. Sus ojillos negros y aviesos bailaban, sonrientes, de a D. Oscar, reluciendo de malicia. Si fuera posible quedar más desconcertado y confuso de lo que estaba, quedaría, seguramente, con estas palabras.

Maltrana abrió los ojos con asombro, como si esta noticia rebasase los límites de lo posible. ¿Estás seguro? ¿La has visto ?... Nogueras hizo un gesto displicente. ¿Qué tiene de extraordinario su muerte?... Era de esperar. Ha muerto, y todos nosotros moriremos también... Yo no la he visto; tengo otras cosas a que atender. Pero el mismo día que salí de Madrid me lo dijo el compañero.

Tomóla Kate de sobre la mesa y se dirigió a la puerta; mas la señora, siempre taimada y astuta, y sin dejar ver a nadie el juego de sus cartas, dijole con voz muy displicente y quejumbrosa: Mira, hija, prepárame antes una dosis de antipirina... ¡Me está barruntando una jaqueca! Volvió Kate a poco, revolviendo en una copa, con preciosa cucharilla, la medicina pedida.

Y el aludido Monote, un gitanillo con el trasero al aire por las roturas del pantalón y la cara llena de costras, cogió el caballo del ronzal y salió corriendo por los altibajos de arena seguido de la pobre bestia, que trotaba displicente, como fatigada de una operación tantas veces repetida.

Lo cierto es que lo estás, pues de otro modo no tiene explicación el tono displicente con que me respondes hace rato. Es una suspicacia tuya. Te respondo como siempre. Ricardo contempló en silencio a su novia, que separó la vista fijándola en don Serapio. Podrá ser; pero no lo veo claro.

Ya que no te puedo matar. Esto basta para ti y para . Márchate. Se quedó tan ronco que sus últimas palabras apenas se entendían.... Después de hablar algo más con ronquidos y manotadas, pudo hacerse oír nuevamente. Aguarda.... La úlcera de mi vida, lo que me ha envenenado el cuerpo y ha trasformado mi carácter haciéndole displicente y salvaje, ha sido mi deshonra.

dijo D. Benigno, cayendo en sombría tristeza , es el Cólera morbo asiático. Al oír este nombre repulsivo y espantoso, Sola sintió correr por su cuerpo un frío displicente. Cordero sintió lo mismo. Esa enfermedad añadió , ha aparecido en Andalucía. Las personas van muy tranquilas por la calle, y de repente ¡plaf! se caen al suelo y se mueren.

Pero, aunque lo dijo en voz más baja, llegó á los oídos de la tabernera, que exclamó: ¡Á ti!... ¿Qué te importa á ti que yo te ponga en un sitio ó en otro? Ya te cuidarías de escapar adonde te viniese bien. Con esa verdad te ayude Dios, querida, que nunca jamás la has dicho mayor repuso Velázquez con tono fanfarrón y displicente. Soledad sintió el resquemor de estas palabras y guardó silencio.

Ya recomendaba en voz baja a Fortunata que no estuviese tan displicente con doña Silvia; ya corría al comedor a disponer la mesa; ya se liaba con Papitos y con Patricia, y parecía que a la vez estaba en la cocina, en la sala, en la despensa y en los pasillos. Creeríase que había en la casa tres o cuatro viudas de Jáuregui funcionando a un tiempo.

Más que los dolores reumáticos molestaba al enfermo el no tener con quién hablar, pues la mujer que le servía, una tal doña Brígida, patrona o ama de llaves, era muy displicente y de pocas palabras. No poseía Estupiñá ningún libro, pues no necesitaba de ellos para instruirse. Su biblioteca era la sociedad y sus textos las palabras calentitas de los vivos.