United States or Côte d'Ivoire ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pensaba descansar un ratito y pasar luego a la habitación de Guillermina. «No, no paso; no quiero verla más. ¿Para qué atormentarme? Se acabó. Pongámosle encima una losa». Al poco rato, sintiendo que Jacinta salía, acercose a la puerta con ánimo de verla. Pero no puedo ver nada.

Yo desde hoy, ya no pertenezco a la tierra, sino a mi hija solamente; desde mañana nadie volverá a verme ni yo tampoco veré a nadie en París. Aquí viviré solo y retirado y en esa casa que ahí tengo y cuyas ventanas, como ustedes ven, dan a este cementerio, aguardaré resignado hasta que Dios señale la fecha que en la losa dejé en blanco.

No necesitó más el mayordomo para quedar enteramente sosegado. La palabra de la condesa hizo la luz en su atribulado espíritu, y dejó escapar un suspiro de satisfacción, como si le hubiesen quitado una losa de plomo de encima de los hombros. Ni se atrevió, ni quiso preguntar más. Tenía bastante con la mirada límpida y franca que su dueña le dirigió al responderle.

Miguel se fija en el campaneo lúgubre que viene de abajo, desde una iglesia de la ciudad invisible, á través del éter vibrante y luminoso. El coronel insiste en sus explicaciones. Es una sepultura provisional, sin losa, sin nombre. Con motivo de la guerra, era imposible enviar la muerta á París.

Dieron principio los hermanos á su buena obra, redactando los estatutos de la congregación y comenzando á llevar al recién fundado instituto á los niños que encontraban, pues según el mismo alcalde Cristóbal de Losa decía en un documento que tengo á la vista: «...cada uno de los hermanos andaban por las calles de noche, y si en algún portal ó en algún rincón hallábamos algún niño desamparado del trato humano, lo llevábamos á nuestra casa por aquella noche, dándole de cenar y regalándole, y al otro día lo llevábamos á nuestra Casa para que allí se remediase con los demás...»

¿Pensará vuestra merced ahora que es poco trabajo hacer un libro? Y si este cuento no le cuadrare, dirásle, lector amigo, éste, que también es de loco y de perro: «Había en Córdoba otro loco, que tenía por costumbre de traer encima de la cabeza un pedazo de losa de mármol, o un canto no muy liviano, y, en topando algún perro descuidado, se le ponía junto, y a plomo dejaba caer sobre él el peso.

Pasaba las noches enteras sin poder conciliar el sueño. Comenzaron a darle algunos ataques de disnea. Todo hacía presagiar un próximo y funesto desenlace. En aquellos días se operó una crisis interesante en el espíritu atormentado del P. Gil. El materialismo pesaba como una losa sepulcral sobre su corazón.

Vuelve los ojos, y bajo una bóveda, cuajada tambien de figuras, ve un sepulcro, un cetro y una corona sobre la losa, una que otra bandera; comprende que está alli enterrado un héroe y dobla involuntariamente la rodilla. Yace dentro de aquel sepulcro S. Fernando.

Fué enterrado en su fundacion y tiene en una losa de jaspe negro un buen epitáfio. Empezó á construirse en este año la sillería del coro nuevo, obra del escultor D. Pedro Cornejo, toda de rica caoba, que duró nueve años y se estrenó en 17 de setiembre de 1757.

Los niños, muchos de los cuales estaban leprosos y en situación harto triste, fueron llevados por orden del veinticuatro á la Casa de la Doctrina, quedando disuelta la Asociación, y á los pocos días el alcalde Losa, se dirigió al Ayuntamiento con una enérgica solicitud clamando contra el atropello que en la benéfica Asociación se había cometido, y pidiendo que se disolvieran los niños y los objetos secuestrados.