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Se arrepintió de haber venido, provocando con su curiosidad una confesión que despertaba las tristezas de esta mujer. Ella, que le miraba sin verle, con los ojos desmesuradamente abiertos, acabó por concentrar sus pupilas, fijándose en la emoción de Miguel. Esto la hizo serenarse un poco. Feliz , que no conoces este suplicio. Es interminable: no tiene remedio.

A medida que el agua, filtrándose al través de los abrigos, refrescaba sus carnes, se iban paulatinamente equilibrando sus humores. El de Fray Diego tendía visiblemente a serenarse, arrojaba uno a uno los negros velos que le oprimían. Pero estos velos los recogía todos el barón y envolvía con ellos su espíritu altivo y cruel.

Cuando llegó arriba estaba, tan conmovido que no se atrevió a que le viesen en aquel estado: descansó algunos momentos procurando serenarse, y después que lo hubo conseguido a medias, cogió el llamador con mano temblorosa, tirando de él suavemente. Esperó un rato sin que nadie viniese: cuando ya iba a tirar segunda vez, oyose una voz adentro que decía con tono imperioso: ¡Que han llamado!

Madó Antonia acabó por serenarse, bebiendo los restos del café preparado para el señor. Ya no tenía miedo, pero sentía honda tristeza por la suerte de don Jaime, como si le viese en peligro de muerte. ¡Acabar de este modo la casa de los Febrer! ¿Y Dios podía tolerar tales cosas?... Cierto desprecio por el señor vino a sobreponerse momentáneamente al antiguo cariño.

Su actitud revelaba tanta dignidad como inocencia. Era la agredida, y no sólo podía serenarse más pronto, sino responder a la ofensa con desdén soberano y aun con el perdón mismo. La otra sintió, por el contrario, tremendo peso dentro de . ¡Ay, su acción descompuesta y brutal le gravitó en el alma como si la casa se le hubiera desplomado encima!

Al oír Rafael la pregunta que se le dirigía, procuró serenarse y respondió: Eloisita, tengo un día más que ayer y uno menos de vida. Ya lo que tenéis, Arias; y conozco cuanto sufrís. Eloisita, me vais a meter aprensión como a don Basilio y se puso a cantar . ¡Qué mala cara! En vano disimuláis; hay lágrimas en vuestra risa, Arias.

Leto subió en derechura a su cuarto con el doble fin de serenarse un poco y de pensar lo que debía referir a su padre, entre todo lo que el comandante le había referido a él. Fue tarea de tres cuartos de hora escasos. Al cabo de ese tiempo, bajó a la botica a menos de media serenidad y con el relato en hilván. No le permitió mayores lujos su pícaro temperamento.

Esto lo ayuda a serenarse. Se vuelve hacia Gertrudis. Ella se oculta el rostro en las manos y gime dulcemente. ¿Sufres mucho? le pregunta él. Esto me escuece. Mete el pie en el agua; se te refrescará. Ella deja caer sus manos y lo mira con sorpresa. Eso me ha hecho bien a dice él mostrando su frente, por donde corren todavía las gotas de agua.

Al despertar y serenarse, un gesto suyo de resignación, un adiós humilde, habían dado a entender a Fernando que no se hacía ilusiones acerca del porvenir. Todo estaba concluido. Y cuanto él i dijese por restablecer el pasado sería piadosa mentira, falsedad galante para enmascarar su decepción.

Y sin que refrenase su dolor la inquebrantable fe religiosa que daba vigor a su alma, la joven condesa, lloró durante meses a su difunta madre sin hallar consuelo, y olvidada casi de cuantos devaneos, ilusiones y esperanzas habían poetizado su solitaria existencia en aquellos últimos tiempos. Poldy, sin embargo, aunque no se consoló, hubo al cabo de serenarse y calmarse.