United States or Costa Rica ? Vote for the TOP Country of the Week !


El padre Aliaga esperaba con impaciencia al tío Manolillo, y quería quitarse de encima de la mejor manera posible al cocinero mayor. Tenéis razón, señor dijo Montiño , pero como se trata de hacer una confesión general, yo me atrevería á suplicaros... Montiño se detuvo; fray Luis no dijo una sola palabra.

Pasamos en este trabajo hasta la Cuaresma; vino, y a la entrada de ella estuvo malo un compañero. Cabra, por no gastar, detuvo el llamar médico hasta que ya él pedía confesión más que otra cosa. Llamó entonces un platicante, el cual le tomó el pulso y dijo que la hambre le había ganado por la mano en matar aquel hombre. Imprimiéronseme estas razones en el corazón.

No pudo conseguir semejantes esperanzas de otro, que exhortado del P. Tolú á que ajustase las cuentas de su conciencia con Dios por medio de los ejercicios espirituales, luciese confesión general antes de emprender un largo viaje le protestó con varios colores aparentes, que no podía; mas apenas había caminado pocas leguas, cuando sorprendido de una furiosa enfermedad, en pocos días se puso en camino para la otra vida, con poco ó ningún aparejo.

Es preciso; no puedo interceder por ti con mi madre sin confirmar sus sospechas... Si es que no tiene más que sospechas. Por otra parte, no puedes estar eternamente al lado de Blanca como institutriz. No, pero puedo estar como hermana y como tu mujer. ¿No estamos casados? Sin duda, sin duda, pero estaría muy mal elegido el momento para semejante confesión.

La iglesia, la confesión con el padre de moda, un buen vestido para dar envidia á las amigas y el visiteo entre mujeres, lejos del hombre que no era más que el macho destinado á los negocios y á traer dinero á casa; estas eran todas las aspiraciones de su vida. Además, Aresti adivinaba en las palabras y en los ojos de su mujer extrañas influencias que venían de fuera.

No peligraba la salud de su alma ni traía ningún grave pecado que la abrumase con su peso. Pero el jesuíta quería que se le dijera todo, absolutamente todo lo que alteraba el pensamiento de sus penitentas, único medio de que éstas fuesen bien dirigidas, y ella llegaba para una confesión extraordinaria, como esposa y como madre cristiana.

En general, los terapeutistas modernos han reconocido la necesidad de introducir como elemento de la materia médica la observacion de los efectos de los medicamentos sobre el hombre sano. aquí una confesion de los errores del pasado y de los defectos de la antigua materia médica, y al mismo tiempo un homenaje tributado á Hahnemann, y una base para el porvenir.

Además, aunque no es ocioso, ni mucho menos, averiguar cuáles son ó han sido los orígenes ó el fundamento de algunas de esas creaciones inmortales, es sabido también, que, en realidad, la cosa en no tiene toda la importancia que aparenta, porque los poetas, en general, y más los dramáticos, aprovechan para sus fines cualesquiera noticias y datos, y la cuestión no versa, en estos casos, sobre lo que ha sido con exactitud lo aprovechado, por ser esto muy difícil y muy dado á conjeturas, ya que el único medio de averiguarlo sería la declaración ó confesión del mismo poeta, y esto es imposible casi siempre, sino sobre el resultado ó efecto de su trabajo, esto es, sobre su obra ya completa y perfecta.

Otro nuevo plan, más vasto que los precedentes, trazado en septiembre de 1579, fué descubierto por un monje dominicano. Hassán, para coger infraganti á los cautivos, fingió no saber nada; pero los cristianos sospecharon pronto que su proyecto era conocido. Un mercader valenciano, residente en Argel, que les prometió su ayuda, y que temió entonces por su vida y sus bienes, hizo cuanto pudo para decidir á Cervantes á huir á toda prisa en un barco, temeroso de que el rigor de los tormentos le arrancase la confesión de su complicidad; pero éste, que ya se había escapado de la cárcel y estaba oculto en casa de un amigo, no consintió en salvarse solo y dejar á sus compañeros expuestos al peligro; se esforzó en calmar las inquietudes del mercader, y le juró que ni la muerte ni los tormentos le obligarían nunca á declarar. Mientras tanto se pregonó en las calles de Argel un bando del sultán para descubrir al esclavo Cervantes, condenando á muerte á cualquiera que lo encubriese. Entonces resolvió el cautivo librar á su amigo de tan tremenda responsabilidad, y se presentó al Rey.

Y ¿por qué? dijo el médico, ¿por qué no hacerlo, cuando todas las fuerzas de la naturaleza demandan de tal manera la confesión de la culpa, que hasta estas hierbas negras han salido de un corazón enterrado, para que quede manifiesto un crimen que no se reveló? Eso, buen señor, no pasa de ser una fantasía vuestra.