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De la parte de Areo, cruzando sobre el río a mucha altura, vieron venir un bando de tordos de agua. Cuando estuvieron a tiro Frígilis disparó los de su escopeta con tan mala suerte, que no consiguió más que dispersar las apretadas filas. ¡Tira , bobo! gritó Crespo furioso.

Y que sea usted pronto de la Comisión permanente dijo otro. Y a ver si me echa usted a presidio a alguno del bando contrario. Yo creo que Sanjurjo es hombre de ambición y ha de llegar a ser de la Comisión de Actas del Congreso. Vamos, que aquellos jóvenes autores me estaban tomando el pelo. Salí de mal humor del café.

En efecto, encuentra en seguida el apoyo de casi todos los grandes, y á poco se ve al frente de un ejército poderoso, con cuya ayuda ataca á la Reina, que lo declara un impostor. Doña Petronila sólo cuenta con pocos partidarios, siendo uno de ellos Don Sancho Aulaga, el hijo de Don Nuño, que, como es natural, no conoce á su padre el caudillo del bando contrario.

Madrid, en tanto, servía de asilo a comités o juntas fomentadoras del levantamiento, y la misma libertad, combatida en los campos a balazos, era en la Corte aprovechada impunemente por el bando faccioso.

Este negocio de abastecer los mercados de carne lo ha practicado dondequiera que sus armas se presentaron, en San Juan, Mendoza, Tucumán, cuidando siempre de monopolizarlo en su favor por algún bando o un simple anuncio. Da asco y vergüenza, sin duda, tener que descender a estos pormenores indignos de ser recordados. Pero, ¿qué hacer?

Convinieron en ponerse al trabajo desde la mañana siguiente. Quiso la desgracia que al otro día Primitivo descubriese en un maizal próximo un bando entero de perdices entretenido en comerse la espiga madura. Y el marqués se terció la carabina y dejó para siempre jamás amén a su capellán bregar con los documentos.

Cada bando procuraba poseer cañones más gruesos que los del adversario, y estos cañones tiraban y tiraban, con un estruendo ensordecedor. Recuerdo el asombro y la indignación de un oficial alemán que venía con nosotros, al ver cómo funcionaba la artillería. General clamó el prusiano , los artilleros no saben apuntar. Tiran al aire. Sólo desean hacer ruido.

Melchor, que montaba el «zaino» y que había bebido más de lo habitual por estimular a sus invitados, al oír a Bando, picó su caballo y poniéndosele al lado le dijo: ¡Avisa si querés que estrene este arreador! ¡!... usted está en su casa... y... ¿por qué hacen correr ese caballo por criollo, entonces?... Porque es criollo, ¿entendés «guacho»?

Llegó segundo el «rosillo» montado por su dueño, Lucas Bando, que había tomado varias «paradas» dando «fila» con su cacaballo y que al bajar de éste dijo a gritos: ¡Meten un caballo de sangre y así qué gracia!... Con un animal de la estancia... ¡«Pchá» que son vivos!...

Picábame la curiosidad por saber quién era; mas teniendo prisa, no me detuve y bajé al instante. Dos grandes grupos se formaron en la playa, y los de uno y otro bando, excepto algunos bobalicones que vestían el traje de cruzados, estaban en el ajo.