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Leíase en ellos: Un monstruo detestable Hoy rige la Caldea; Su trono incontrastable El poder mismo afea, Por la vez primera de su vida se creyó feliz el envidioso, teniendo con que perder á un hombre de bien y amable.

Apenas entraron en la Cannebière los amigos de la paz con su himno y su estandarte, fué la guerra lo que les salió al paso, teniendo que apelar al puño y al garrote.

No es éste lugar oportuno de desenvolverlas prolijamente, y nos limitaremos, por ahora, á indicar sus principios más culminantes. Por otra parte, era indispensable defender á una dama perseguida por su esposo, padre ó hermano, teniendo ella derecho á que la protegiese el primero que encontraba y cuyo socorro pedía, sin preguntarle su nombre ni levantar su velo.

Días y noches de la zona intertropical.= Consideremos ahora algunos puntos particulares de la Tierra. En el ecuador, durante todo el año, la duración del día y de la noche son iguales, teniendo cada uno de ellos doce horas.

Y oculto el rostro entre las manos, la mirada en el vacío, teniendo ante mi vista toda mi existencia, dudosa, sin fondo, como un precipicio, quédeme absorto. Al cabo de una hora volvió Oliverio y me encontró en el mismo estado: inerte, inmóvil, consternado. Cariñosamente me tocó en el hombro y me dijo: ¿Quieres acompañarme esta noche al teatro? ¿Vas solo? le pregunté. No replicó sonriendo.

A priesa cada cual hace morada, Que de maderos hay gran aparejo, Y teniendo su carga descargada, Por Juan Ortiz se parte Melgarejo. No siento le da pena la tornada, Que aunque es el Capitan ya cano y viejo, A trabajos está tan avezado, Que no se halla bien si está parado.

A uno y otro lado de la gran puerta del fondo estaban las sillas de coro de las religiosas, y sentadas en ellas las señoras del consejo: la marquesa de Villasis ocupaba la esquina derecha, teniendo a su lado a la duquesa de Astorga.

El maldito hábito de la timidez era la causa de aquel silencio estúpido. Porque la mirada de doña Lupe ejercía sobre él fascinación singularísima, y teniendo mucho que decir, no lograba decirlo. «¿Pero qué diría yo?... ¿Cómo empezaría yopensaba fijando la vista en el retrato de Torquemada y su esposa, de bracete.

Pero ya trataremos de esto más adelante. Mientras tanto, y teniendo ahora presente el gran número de comedias suyas, en que la idea representada se destaca inmediatamente, sin el auxilio de la alegoría, en los varios giros y momentos de la vida, no es posible desconocer la multitud de caracteres que descuellan en las mismas, todos de formas plásticas, y disfrutando de un principio vital propio é íntimo.

Así perpetuamente se eslabonan los fracasos con las dichas, teniendo en continua duda nuestros afectos, para que busquen en su centro la verdadera y estable felicidad.