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Ester Prynne, dijo reclinándose sobre el balconcillo y fijando sus miradas en los ojos de aquella mujer, ya has oído lo que ha dicho este hombre justo, y ves la responsabilidad que sobre pesa. Si crees que conviene á la paz de tu alma, y que tu castigo terrenal será de ese modo más eficaz para tu salvación, te pido que reveles el nombre de tu compañero en la culpa y en el sufrimiento.

Sentado en el sofá y con el sombrero puesto, Juan contempló aquel día todo lo que allí había, gozándose en la idea de que lo miraba por última vez. Fortunata estaba en pie, delante de él, y luego se sentó en una banqueta, fijando los ojos en su amante, como en expectativa de algo muy grave que de él esperaba oír.

Las compañeras más íntimas se habían separado algunos pasos, fijando su atención en el encuentro de los mozos con las máscaras. ; eres Feliciana volvió a decir el joven, cogiéndola las manos . Dime, ¿cuándo volverá tu padre?... No soy Feliciana chilló la máscara con una voz trémula en la que parecía vibrar la cólera . Feliciana tiene las manos más feas que las mías.

Tengo enemigos, enemigos que me he hecho por vos; los buscaré, los provocaré y me dejaré matar. ¡No! contestó con la voz opaca doña Clara, fijando en don Juan una mirada ardiente, fija, aterrada, mientras la mano con que le asía temblaba de una manera violenta. Si no encontrare enemigos míos, buscaré los del rey, los de España y me matarán. ¡No! repitió de una manera profunda doña Clara.

El capitán Laroque, con el cuerpo encorvado y la cabeza pendiente, continuaba fijando sobre su incierta mirada. En fin, pareciendo hallar de pronto un asunto de conversación de un interés capital, me dijo con voz sorda y profunda: El señor de Beauchêne ha muerto.

Ella se desprende de mis brazos y se deja caer en una silla. »Puesto que quieres saber me dice, fijando los ojos en el suelo, como sumida en una meditación sombría, me ha faltado el valor, he dudado de tu amor y creído que me harías sentir que no te llevaba más que mi pobreza. »Pero su mentira, como una llamarada, le enrojece la frente.

Blasillo dejó caer el gatillo de su larga carabina, y el capitán Massareo, por el brusco movimiento que le hizo hacer su herida, se encontró casi sentado en el puente, fijando en el gitano unos ojos mortecinos que miraban sin ver. Creo que la bala de Blasillo le había roto una pierna.

Pero el Tuerto, á quien el llanto de su padre y el recuerdo de sus hijos estaban martirizándole el alma, temiendo ceder al cabo al peso de la aflicción que ya enturbiaba sus ojos, al ver el poco efecto que en el patrón habían hecho las órdenes anteriores, ¡Larga! gritó con ruda y tremenda voz, dominando con ella los alaridos de tierra, y fijando su torva mirada en el viejo marino.

Comenzó a viajar por Europa, fijando su residencia el otoño y parte del invierno en París, los meses de frío en la Costa Azul, la primavera en Londres y el verano en Ostende, con varias expediciones a Italia, a Egipto y a Noruega para ver el sol de media noche. En esta nueva existencia apenas era conocido.

¡No diga usted eso! prorrumpió Vérod, fijando una mirada entre humilde y ardiente en el rostro del magistrado. ¡No diga usted eso!... Yo no , no puedo decir a usted lo que sentí... , tal vez, esa idea, y otras menos definibles, ocupaban mi mente: pero yo la amaba, veía que ella pensaba en , que sufría por , y huir, dejarla sola, no decirla el ímpetu de mi gratitud, de mi ternura, de mi compasión; no decirla que temblaba por ella, que quería morir por ella, no mezclar mis lágrimas con las suyas, ¡eso era imposible!