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Todos mostraban una confianza inquebrantable. «¡Los boches!... Muy numerosos, con grandes cañones, con muchas ametralladoras... pero no había mas que cargar á la bayoneta y huían como liebresLa fe de los que iban al encuentro de la muerte contrastaba con el pánico y la duda de los que escapaban de París.

»Carlos, con toda la efusión y el calor de una verdadera amistad, combatió semejante proyecto; pero Teobaldo rechazaba todas sus objeciones con la calma y sangre fría de un hombre cuya resolución es inquebrantable; pero como nosotros insistiésemos, exclamó: »¿Dirán ustedes, acaso, que no tomo ese partido por ambición? Carlos, ¿no soñaste que yo llegaría a las primeras dignidades de la Iglesia?

Y sin que refrenase su dolor la inquebrantable fe religiosa que daba vigor a su alma, la joven condesa, lloró durante meses a su difunta madre sin hallar consuelo, y olvidada casi de cuantos devaneos, ilusiones y esperanzas habían poetizado su solitaria existencia en aquellos últimos tiempos. Poldy, sin embargo, aunque no se consoló, hubo al cabo de serenarse y calmarse.

Aquella voz alegre me produjo una sensación indefinible, una sensación no si de miedo o de vergüenza: lo que puedo asegurar es que una resolución súbita me arrancó de la puerta, y salí del jardín corriendo, como un ladrón que teme ser descubierto. Mi propósito era inquebrantable. Sin perder tiempo salí de Medinasidonia, decidido a no servir ni en aquella casa ni en la de Vejer.

Había en sus afirmaciones exaltación inquebrantable, fe inmensa, contagiosa; ¡demonio de muchacho!... Y Sevestre, bonachón, se dejó convencer, y Enrique Thomas «debutó». Su viril hermosura interesó á las mujeres; sus ojos, ardientes, emocionaron; su voz, metálica, admirablemente templada, como la de Talma, para orquestar la furiosa sinfonía de las pasiones, hizo vibrar las almas.

Estaba casi ciego al entrar en el hospital; parecía idiota, sumido en inquebrantable silencio; Isabella no podía conservarle en su casa, por su estado de inconsciencia.

De aquí que todos la quisieran y la respetaran; de aquí, sin duda, que nadie, o muy pocos, gustaran de penetrar en los misterios de aquel cambio de carácter, para ninguno inadvertido, que más que tal era resultado de una resolución hija de una voluntad inquebrantable y firme. Se dijo, así me lo contó una vez don Basilio, que todo provenía de un desengaño amoroso.

De pronto se levantó Gasparón, dio dos chupadas al pitillo, y colocándose bajo la débil claridad de la lámpara, para que le leyeran en el rostro lo inquebrantable de la resolución, habló de esta manera: Todo eso es inútil, o es infame. ¿Montepío ni pensiones, con dinero de ellos?

El pueblo esperaba, con fe inquebrantable, ver al ministro salir de aquella lucha transfigurado con la gloria que le proporcionaría su triunfo inevitable. Entretanto, era sin embargo muy triste pensar en la mortal agonía por que tenía que pasar antes de salir vencedor.

Era él mismo quien se atormentaba con sus deseos y sus desilusiones. De persistir en sus ideas de meses antes, cuando abominaba de las mujeres, no habría sufrido la menor alteración en su cuerda existencia. Además, ¿dónde estaba? ¿no podía verla?... Estas preguntas las interrumpió lady Lewis. Continuaba sonriendo dulcemente, pero su voz reveló la firmeza de una voluntad inquebrantable.