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Pero diréisme que un lunar es bello, Y en blanco seno fúnebre crespon, O en negros rizos un jazmin nevado Que en su contraste forma la ilusion. Pero no es bello el yuyo en los jardines, Ni negra sangre en grato rosicler, Ni las gotas de lodo salpicado Sobre túnica blanca de mujer.

=Dósis.= Algunas gotas ó un gramo de la tintura constituyen las dósis á que se debe recurrir, siendo sin embargo preferibles unas gotas de la tercera ó sesta atenuacion en los casos de irritabilidad y congestion cerebral. § I. Historia. Nos ocuparémos primero del oro metálico preparado para el uso homeopático por trituraciones y atenuaciones sucesivas segun las reglas de la farmacopea.

Como las gotas que en verano llueven Con el ardiente sol dando en el suelo, Se transforman en ranas y se mueven, Assí al calor del gran Señor de Delo Se levantan del polvo poetillas Con tanta habilidad que es un consuelo; Y es una de sus grandes maravillas El ver que una comedia escriba un triste Que ayer sacó Minerva de mantillas.

Insignes compatriotas violaron los secretos de la célula por el milagro insigne de la lente; e hicieron con los mudos caracteres de la materia, en concentradas gotas, la esencia de la vida de los seres.

Bueno; si V. se empeña... Y dirigiéndose al mozo con voz ronca de mando: Con azucarillo y gotas, ¿entiendes? A una copa de ron. Tráete además los cigarros, para que escojamos. Se habían sentado uno frente a otro. El cadete, siempre galante, había obligado a Miguel a sentarse en el diván, mientras él se había acomodado en una silla.

=Dósis.= Se emplea el alcanfor en polvo, mezclado con azúcar, á la dósis de algunos centígramos que se pueden repetir, aun cada cinco minutos, hasta ocho y diez veces. Pero es mas cómodo usar dos ó tres gotas de la tintura ó espíritu de alcanfor en un terron de azúcar.

Algunos sonidos articulados empezaron á percibirse confusamente en aquel torrente de sollozos. Teno miedo, mamá... teno miedo. La condesa llevó una copa de vino á los labios y dejó caer algunas gotas sobre la ropa. Sin echarlo de ver, siguió tragando pedazos de pan, abriendo y cerrando los ojos al mismo tiempo con nerviosa rapidez. ¡Ay, mamita, por Dios! ¡Teno miedo... teno miedo!...

42 diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de ; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y le apareció un ángel del cielo confortándole. 44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fue su sudor como gotas de sangre que caían hasta la tierra. 46 y les dijo: ¿Por qué dormís?

Nuestros pasos resonaban profundamente en las calles solitarias; la luz triste y escasa del día que comenzaba daba cierto aspecto de antorchas funerarias a los faroles que aún se hallaban encendidos, y las casas, dejando caer de sus tejados algunas gotas de lluvia, parecían llorar mi marcha.

Ahora, te visitan pensamientos que no ahuyentarás jamás; ahora surgen ante ti visiones que no se desvanecerán jamás; jamás ellas dejarán tu espíritu, pero se fijarán como gotas de rocío sobre la hierba.