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Los hombres tardan siglos en conocer las fuerzas recientes que los mueven; han de transcurrir varias generaciones para que un día lleguen a enterarse de que son completamente distintos de como fueron sus abuelos... Si resucitase un romano de los dos primeros siglos de nuestra era y le preguntásemos qué se hablaba en su tiempo de los cristianos, nos miraría con extrañeza.

Diré brevemente lo que me aconteció, sin descubrir, por otra parte, los recursos ocultos que mueven la gran máquina de un periódico, ni romper el velo del prestigio que cubre nuestros altares, que eso fuera sobrado e inoportuno desinterés; y juzgue el lector sino es preferible vivir tranquilamente subscripto a un periódico, que haberle sabia y precipitadamente de componer.

En el ajedrez, el rey y la reina se mueven con el mismo propósito: dar jaque-mate al otro reinado; es la lucha del matrimonio de monarcas blancos contra el matrimonio de monarcas negros. La lucha es clara, simple, aparte la complejidad de los accidentes de la batalla ajedrecista. No ocurre así en la vida.

En vista de lo expuesto, nadie puede extrañar que hayan caído en el olvido más profundo el nombre y la vida de Fray Miguel. Ya verá el curioso lector, si tiene paciencia para leer sin cansarse esta historia, las causas que me mueven a sacar del olvido a tan insignificante personaje.

y debajo parecia la siguiente octava: «Precien los prudentes La común estimación Pues se mueven las más gentes Con tan fácil vocación Que lo mesmo que lanzaron De sus casas por peor De que bien consideraron Juzgan hoy ser lo mejor . Aludíase en los versos al hecho de haber sido edificada la casa sobre un antiguo muladar.

Las bailarinas traían castañuelas en las manos y un sombrerillo en la cabeza, como se acostumbra aquí en los bailes; en la Zarabanda, era tan leve su movimiento, que no parecía baile. Diferénciase mucho su danza de la nuestra, porque mueven bastante los brazos, y levantan con frecuencia las manos hasta el rostro y el sombrero, aunque con cierta gracia, que agrada.

Tus obras los rincones de la tierra, Llevandolas en grupa Rocinante, Descubren, y á la envidia mueven guerra. Pasa, raro inventor, pasa adelante Con tu sotil disinio, y presta ayuda A Apolo; que la tuya es importante: Antes que el escuadron vulgar acuda De mas de veintemil sietemesinos Poetas, que de serlo están en duda.

Yo también percibo sombras obscuras que se mueven. ¿Serán salvajes o monos? En Australia no hay monos, y además estos animales no saben encender fuego. ¿Oyes algo? Los gritos de los warrangal solamente. ¿Intentarán acaso asustarnos estos salvajes? dijo Van-Stael . ¡Pues buen chasco se llevan si piensan que vamos a marcharnos de aquí antes de acabar la campaña de la pesca!

El baile se distingue por la seriedad y circunspección con que se mueven las parejas. No hay más instrumento que un pandero. La copla corre á cargo de una cantora-bastonera, cuyo pulmón es infatigable. Pues bien: aun estas horas de expansión y esparcimiento, nótase la frialdad ó desdén con que el hombre del campo mira á su compañera.

Y se atrevió con una novela, cuyo asunto vela bastante claro en su cabeza. Cuestión de coger aquellos personajes, decir cómo eran, dónde vivían y de qué modo; de qué pie cojeaba cada uno, y moverlos de acá para allá, lo mismo que se mueven las gentes en el mundo, al compás de sus necesidades y según lo pidan sus virtudes o sus pasiones. Nada más sencillo ni hacedero.