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Tal vez con motivo de esta solemnidad universal consigamos su indulto, y usted podrá presenciar todas nuestras fiestas. Pero el profesor abandonó repentinamente este ensueño optimista. Vió con la imaginación á su amado gigante tendido en la playa, inerte como un cadáver, las carnes verdosas y descompuestas por el veneno y revoloteando sobre su rostro, en fúnebre espiral, miles y miles de cuervos.

Yo no si el alarido de un epiléptico da a los demás la sensación de clamor bestial y fuera de toda humanidad que me produce a . Pero estoy seguro de que el aullido de un perro rabioso, que se obstina de noche alrededor de nuestra casa, provocará en todos la misma fúnebre angustia.

Una vez solo en la cámara fúnebre, me senté al pie del lecho cuyas cortinas habían sido levantadas, y traté de leer á la claridad de una lámpara que había cerca de , en una pequeña mesa.

Por lo demás, no se trata de eso; tenga usted á bien continuar. Pues bien prosiguió el señor Laubepin, viendo que en general se marchaba á esta boda como á un convoy fúnebre, busqué algún medio á la vez honorable y legal, si no de volver al señor de Bevallan su palabra, al menos de hacérsela recoger.

No se podía, como en la novena de la Concepción, colgar el templo de azul y plata, ni colocar un templete de cartón delante del retablo del altar mayor imitando capilla gótica de marquetería; pero todo lo que fue compatible con los siete Dolores de la Virgen se hizo: el lujo fue majestuoso, triste, fúnebre. Todo era negro y oro.

Diciendo esto ha caído desmayado, y cuando, gracias a nuestros cuidados, ha vuelto en , le he llevado lejos de aquel lugar de aflicción, y marchando apresuradamente por el lado de la ciudad, no nos hemos detenido hasta llegar al recodo del camino en que yo había visto descender la fúnebre comitiva y desde donde la aldea quedaba oculta detrás de los árboles que formaban como una cortina.

Tocaba la Marcha fúnebre en la muerte de un héroe, escrita por Beethowen el día que supo que Bonaparte «había descendido hasta el extremo de coronarse Emperador». El sacristán se había prestado también á ejercer el oficio que no era el suyo, encargándose de los fuelles..... Las bóvedas de la Catedral temblaban ante aquella tempestad de armonía que lanzaba el poderoso instrumento.

Colocaron dentro á Celinina, sosteniendo su cabeza en preciosa y blanda almohada, para que no estuviese en postura violenta, y después que la acomodaron bien en su fúnebre lecho, cruzaron sus manecitas, atándolas con una cinta, y entre ellas pusiéronle un ramo de rosas blancas, tan hábilmente hechas por el artista, que parecían hijas del mismo Abril.

Pasé todo el día inquieto y nervioso escuchando el toque de la campanilla fúnebre por todas partes. A la verdad, no puedo decidir si la campanilla sonaba realmente, o eran mis oídos los que la hacían sonar. Compré cuantos papeles se vendían por las calles referentes al reo, y los devoré con ansia.

Estas torrecillas estan en la misma disposicion y lados que las otras que vimos arrancar de la base de la zona tercera del primer cuerpo, y se hallan entre unidas con sutiles arbotantes que rematan en figurillas. La bóveda circular que asegura el cuerpo cilíndrico del viril, y que recuerda desde luego la de la rotonda que dedicó Constantino como capilla fúnebre á su hija Sta.